El Museo Victorio Macho de Toledo expone el busto de Fulgencio García-Germán donado por la familia
Se trata de una escultura de bronce elaborada por el artista en el año 1961.
La Real Fundación de Toledo ha instalado en el Museo Victorio Macho la escultura donada por Luis García-Germán y sus hermanos del retrato de su padre, Fulgencio García-Germán, realizado en bronce por Victorio Macho en el año 1961.
El pasado verano se materializó la cesión de la escultura, que ya está instalada en el museo tras la correspondiente limpieza y puesta a punto de la obra, colocada sobre una peana con su cartela identificativa, según ha informado la Real Fundación en nota de prensa.
De este modo, la entidad ha cumplido el deseo de los donantes, que consideraron que el Museo Victorio Macho era el mejor sitio para conservar este busto, con el fin de ampliar la colección que el artista seleccionó para ser contemplada en su casa de Toledo, en la conocida como Roca Tarpeya.
La pieza, muy bien conservada, no estaba catalogada por José Carlos Brasas, investigador que estudió y publicó en 1987 el catálogo de la obra de Victorio Macho.
Sin embargo, en el Archivo del escultor -que la Real Fundación de Toledo rescató cuando se hizo cargo de Roca Tarpeya y el Museo en 1997- y que ha catalogado y digitalizado en los últimos años, sí se conservaban varias cartas que mencionaban el encargo de la escultura por la familia de Fulgencio García-Germán, tras su temprana muerte, así como la aceptación del encargo por Victorio Macho.
También se citan en estos documentos las visitas de la familia para conocer el desarrollo de los trabajos y toda una serie de detalles sobre la elaboración de la pieza, de la que se carecía de imágenes e información de su paradero.
Última producción del artista
La escultura del busto de García-Germán que ya se puede contemplar en el museo es una pieza destacada de la última producción del artista, realizada en las mismas instalaciones de Roca Tarpeya en las que ahora se expone.
El retrato tiene la particularidad de mostrar al personaje con unos ropajes clásicos y destaca el tratamiento de la escultura, que recupera un modelo de actuación utilizado por Victorio Macho en los años centrales de su carrera, en el que los detalles de la persona retratada son cuidados, pero se presta más atención a la idealización del resultado, con el fin de destacar la dignidad del representado, que aparece ante los demás en calidad de antepasado