El meta internacional del Barça de balonmano, el toledano Gonzalo Pérez de Vargas, al igual que el resto de jugadores y técnicos de la plantilla lleva ya tres semanas de confinamiento, un periodo que el jugador dijo que está "intentando aprovechar el tiempo en otras cosas que normalmente no puedo hacer por falta de tiempo".En la entrevista difundida por la web del club azulgrana, el jugador reconoció que para llevar veintiún días lo llevan "bastante bien".
"Sigo entrenándome y también descansando, y estoy muy atento a todas las noticias que van saliendo. No sé si es bueno o malo, porque hay tanta información de los avances de la pandemia que hay veces que es mejor apagar la televisión y ponerte a otra cosa", indicó.La situación de confinamiento es difícil de soportar, pero Pérez de Vargas aseguró: "Creo que lo llevo mejor, porque desde el momento en que entendí que esto iba a ser más largo de lo que nos habían dicho inicialmente he intentado buscar alternativas para estar entretenido".
"Tengo la sensación de que estoy aprovechando el tiempo. Los días no se me hacen largos, como pensaba. Hay muchísimas cosas que echo de menos y esta situación nos hace darnos cuenta de lo que tenemos día a día y no valoramos", concretó.Parar en mitad de una temporada, en la que apenas se deja de entrenar, viajar y jugar, esta siendo un freno que al jugador le está pesando porque en este confinamiento es cuando más echa de menos "poder salir a dar un paseo", aunque reconoció que sí que sale del hogar una vez cada dos días "para tirar la basura. En la urbanización donde vivo, ha habido algún caso de Covid-19, y desde que lo pusieron en el ascensor cuando salimos tenemos la sensación de vivir una película o un vídeo-juego".
"Lo que más echo de menos es entrenarme, tomarme un café en una terraza o ir a comer a un restaurante que me guste. Tantas cosas que damos por sentadas y que cuando nos las quitan nos damos cuenta de lo frágiles que somos", admitió.Hasta las rutinas de entrenamiento han ido cambiando. Las primeras que les enviaron iban destinadas a un trabajo de mantenimiento con la intención de volver pronto a los entrenamientos.
A los pocos días, se entendió que no iba a ser así. En los últimos días, viendo que esto se va a alargar, en los ejercicios que mandaba Roger Font (el preparador físico), la intensidad era algo más baja."Sigo entrenando casi todos los días y aprovecho que mi pareja termina de trabajar sobre las seis de la tarde para preparar el salón, que es el espacio más amplio que tenemos en casa. He tenido suerte de tener alguna herramienta como una goma, el TRX o una esterilla para poder entrenarme", explicó el meta azulgrana.
Añadió que la idea es "seguir el plan que nos envía Roger u otras rutinas. También estoy aprovechando para hacer algo de yoga para relajar no solo el cuerpo, sino también la mente".Su pareja, Itziar Llobet es también deportista (jugadora del Barça de baloncesto femenino) y entrenan juntos en casa aunque "la diferencia es que para ella, en principio, la Liga no va a volver o, si vuelve, quedan muy pocos partidos. Su objetivo es mantenerse en forma. En cambio, nosotros tenemos que llegar físicamente bien a la reanudación de la competición".
Una de las herramientas que más usa para saber que todos están bien en casa son las vídeollamadas. "Te dan la oportunidad de hablar con viejos amigos y, en la familia, hacemos una o dos llamadas al día con mis padres y mi hermana (desde Toledo). Con el Whatsapp, puedes llamar a grupos y quien puede se añade, y lo estamos utilizando mucho. Sin Internet, sin Netflix o sin Facetime, esto sería muy duro".
La plantilla se mantiene a diario en contacto aunque el jugador cree que los que peor lo pasan "son los que están solos, sobre todo los extranjeros por estar lejos de su casa y de su gente en días así. Es el caso de Aron (Pálmarsson) o de Kevin (Möller). El otro día les escribí para saber cómo estaban. Me gustaría que, dentro de lo que puedan, estén ocupados, aunque en muchos momentos lo estarán pasando mal. Pienso mucho en ellos".