El CP Villarrobledo se reencontró con la peor de sus versiones en la Nueva Condomina. El conjunto de Jesús Castellanos se condenó a sí mismo con sus errores defensivos y acabó goleado ante un cuadro pimentonero que incluso pudo conseguir un resultado más abultado.
Y es que los albaceteños no estuvieron centrados desde el comienzo, concediendo demasiadas opciones a los murcianos para adelantarse en el marcador. La primera aproximación de Rubén Sánchez para los visitantes fue un espejismo, puesto que apenas al cuarto de hora de juego se iban a poner al frente los locales. Josema recibió una pelota en la frontal del área y se metió en la zona de castigo tras superar a tres defensores del Villarrobledo, poniendo el balón a Víctor Curto para que anotase el 1-0 a placer.
Trató de reaccionar el Villarrobledo y metió por primera vez miedo al Real Murcia en un centro desde la izquierda que Agus Alonso remató de chilena, marchándose fuera su disparo por poco. Sin embargo, a pesar de esta intentona, los regalos seguían siendo una constante en la zaga visitante, y a punto estuvo Víctor Curto de aprovecharse de ello, tras cederle Chato un balón que no supo dirigir el atacante entre los tres palos.
Errores que matan
En la segunda mitad se repitió la historia de la primera. Empezaba el Villarrobledo con un acercamiento tímido de Nacho Huertas, pero otro fallo grave iba a poner al Real Murcia con más ventaja; Manolo filtró un buen pase para Toril, nadie supo defender esta situación y el atacante sólo tuvo que batir a Salcedo para establecer el 2-0 en el minuto 50.
Paradójicamente, el segundo gol dio paso a los mejores minutos del Villarrobledo, que otra vez lo volvió a intentar con una acción de Nacho Huertas desde dentro del área. Poco después, fue Juanma Montero, en un remate a la media vuelta, el que hizo intervenir con gran acierto a Lejarraga.Sin embargo, el Real Murcia tenía un punto más y sólo tuvo que esperar a una nueva concesión para firmar la goleada. Así sucedió en el minuto 71, cuando Peque metió un balón al punto de penalti, donde nadie acudió a defender y Álex Melgar sólo tuvo que mandar la pelota a la red con facilidad.