El Almagro reacciona a tiempo para salvar un punto ante un Azuqueca que tuvo el triunfo en el bolsillo
El Almagro demostró su capacidad de reacción para salvar un punto ante el Azuqueca en un partido que tenía prácticamente perdido. Y es que los alcarreños marchaban con una ventaja de 0-2 que no supieron conservar en el primer partido de la segunda fase de la competición.
Lo cierto es que la primera parte careció de ocasiones relevantes en su inicio. La pelea en el centro del campo y el juego directo impedían a las vanguardias llegar a campo rival con claridad de ideas. Fruto de ello, se alcanzó el tiempo de descanso con el empate a cero inicial y dejando todo por decidir para una segunda mitad que sí resultó vibrante.
De ello se encargó un Azuqueca que pronto puso el partido patas arriba. Y es que los visitantes apenas necesitaron un cuarto de hora para colocar el 0-2 en el marcador. El primero en abrir la veda fue Míchel, con un lanzamiento desde fuera del área en el 55 que se convirtió en el primero de los alcarreños.
Pero los pupilos de Sergio Rubio querían más y lo encontraron cuatro minutos después. En una acción que pareció clara, el colegiado apreció un derribo dentro del área que sancionó como penalti. Al lanzamiento fue de nuevo Míchel, quien no falló para anotar el segundo y poner al Almagro en una situación muy delicada.
Sin embargo, la reacción de los encajeros fue inmediata. Los cambios les sentaron bien y Javi Heranz imaginó una gran jugada por la banda para servirle a Nene el 1-2. Los rojillos se habían metido de nuevo en el choque y lo iban a empatar en el minuto 75. Fue merced a un penalti por mano de Migallón que Javi Heranz se encargó de ejecutar con acierto.
Con el 2-2, el choque se reiniciaba. Sin embargo, al Azuqueca le tocaba mudar su papel, en especial tras la expulsión por doble amarilla de Saballs. En inferioridad, los visitantes veían cómo el Almagro empezaba a cercar sus dominios y tuvieron que replegarse. De hecho, tuvieron el tercero los locales en las botas de Basiru, pero no acertó y las tablas acabaron sellándose en un Manuel Trujillo que vibró con la segunda mitad.