El Formac Villarrubia afronta este miércoles en Alzira, en el Municipal 'Venecia' (19:00 horas), una cita histórica en Copa del Rey, pues de ganar al cuadro valenciano recibiría a un equipo de Primera División en la siguiente eliminatoria y, de paso, accedería a la semifinal de la Copa RFEF, que premia al campeón con 100.000 euros.
Sobre el papel, el Alzira es el favorito, por presupuesto, por plantilla, por categoría, aunque el equipo que dirige Fran Alcoy llega lanzado a la cita con la moral por la nubes, catapultado por las cuatro últimas victorias -dos en liga y dos en Copa-, pero con la baja de uno de sus mejores jugadores, Marenyá, por roja directa.
"Esperamos un partido muy complicado y lo sabemos bien por todas las rondas que hemos ido pasando. El Alzira no deja de ser un Segunda RFEF, y más, fuera de casa", ha analizado el técnico del cuadro manchego, Miguel Aroca, quien ha opinado que "en estos partidos de Copa hay otra magia, lo que es muy ilusionante para la localidad y para nosotros".
En cuanto a la superficie donde jugarán, césped artificial, Aroca ha apuntado que "todo lo que sea parecido a nuestro campo, nos beneficiará, pero no creo que sea determinante. Esa ilusión y esas ganas por hacer algo grande, de momento, no nos la van a quitar".
"Veremos la manera de hacerles daño porque pasar la eliminatoria sería increíble", ha reconocido, si bien ha admitido que "estamos pagando un peaje por la Copa y vamos a tratar de recuperar a todos".
Aroca llega con alguna baja y muchas dudas, tanto es así que ha decidido que viajen todos a Alzira "para hacer piña y para no dar pistas ni de la convocatoria ni del once tanto en su equipo como de cara a la galería", ha subrayado, en lo que ha calificado como "cuestión de manías".
"Si hay una mínima posibilidad de pasar de ronda es con la ayuda de la afición, porque sabe reconocer nuestro esfuerzo a pesar de los resultados. Ojalá vengan y nos ayuden a hacer esa machada", ha concluido Aroca.