Un 12 de mayo de 1970, Luis Ocaña (Priego, Cuenca, 1945 - Mont-de-Marsan,1994) se proclamó en Bilbao vencedor de la Vuelta a España. Ha pasado medio siglo de aquel hito histórico en una edición que cumplía su bodas de plata, pero el recuerdo regresa con un ciclista cuya vida personal y profesional sigue despertando emociones.
A pesar de la gran clase que atesoraba el ciclista conquense, Luis Ocaña solo plasmó en su palmarés dos grandes carreras por etapas, la Vuelta de 1970 y el Tour del 73, aunque ya había dejado avisos que le dieron popularidad como corredor. En 1969 fue segundo en España ganando 2 etapas y en Francia, en 1971, puso entre las cuerdas a la leyenda belga Eddy Merckx, cuando solo la desgracia le separó del maillot amarillo en París.
La Vuelta del 70 se salvó gracias a la firma final de Ocaña, ya que la carrera en sí no tuvo demasiado interés por las innumerables llegadas al esprint y una crono el último día a la que se supeditaron todos los aspirantes. Decidieron 29 kilómetros entre Llodio y Bilbao.
En 1969 Ocaña solo fue superado en la Vuelta por el francés Roger Pingeon, y el ciclista castellano luego se impuso en el Dauphiné Libéré. En 1970 se presentó como candidato en la ronda española, en una edición que cumplía 25 años, que comenzó en Cádiz y finalizó en Bilbao tras 19 etapas y un prólogo.
En su debut con el equipo Bic, el corredor de Priego, de figura huesuda y estilizada, estaba entre los favoritos. Tenía 24 años y su candidatura debía defenderla ante el belga Van Springel, segundo en el Tour de Francia dos años antes.
El 23 de abril salieron en el prólogo gaditano de 6 kms un total de 109 ciclistas pertenecientes a diez equipos. A última hora no acudieron las escuadras del Salvarani, Peugeot y Geens-Watneys, a consecuencia del estreno del control antidopaje, razón que explicó en su día Luis Bergareche, director de la carrera.
La representación española estaba formada por los equipos Kas, La Casera, Werner, con Agustín Tamames, Karpy, y el mixto Fagor-Mercier con Domingo Perurena a la cabeza. Por parte foránea estaba el Bic con Ocaña.
Aquel recorrido solo tuvo cinco puertos de primera categoría (Cagigal, Monserrat, Somosierrra, Alisas y Orduña) y una crono final de 29 kilómetros de recorrido.
La cita de 1970 tuvo dos novedades importantes: la clasificación de metas volantes secretas que se anunciaban 500 metros antes de su paso y el jersey especial para el mejor ciclista neoprofesional. Era el llamado "maillot tigre", que se llevó un asturiano llamado José Manuel Fuente.
Luis Ocaña se hizo con el primer maillot amarillo beneficiado por una caída del especialista René Pijnen, quien se puso líder al día siguiente en Jerez, prenda que lució hasta la novena etapa, excepto un día que lo llevó Perurena, para volverlo a ceder a Ocaña, que dominaba la general por delante de Lasa y Van Springel, ambos a 8 segundos del conquense.
En Soria cambió la suerte para Ocaña, ya que el salmantino Agustín Tamames le quitó el maillot de líder en la decimotercera etapa gracias a una bonificación de 10 segundos en el Puerto de Somosierra. La etapa fue para el holandés Marinus Wagtmans.
Tamames tomó el mando durante 6 días, pero Ocaña sabía que la crono final de 29 kilómetros le sería favorable y se dedicó a mantener unas diferencias mínimas en la general.
La Vuelta se decidió en el País Vasco con tres etapas con metas en Vitoria, San Sebastián y Bilbao. Los 20 primeros estaban en un minuto. Camino de la actual capital de Euskadi lo intentó Andrés Gandarias (Kas) con una fuga, pero en meta Tamames le endosó 4 segundos a Ocaña por la bonificación del segundo clasificado.
En el velódromo de Anoeta de San Sebastián no hubo cambios y todo quedó para la doble ración del último día, 12 de mayo. En la etapa en línea con final con meta en Llodio los diez primeros de la general quedaron en 1 minuto. Todo se iba a decidir en la crono.
Luis Ocaña no perdonó en la prueba de esfuerzo individual. Se impuso rodando a más de 44 kms/hora, batiendo por 1.06 minutos a Jesús Manzaneque y 1.17 sobre Van Springel, con el cuarto lugar para Tamames.
Fue la primera gran obra completa de Luis Ocaña, quien luego firmó otros tres podios en la Vuelta: tercero en 1971 y segundo en 1973 y 1976. Entre medias su hazaña en el Tour 1973, año en que también fue tercero en el Mundial.