"De los Juegos tengo que irme con una medalla, ya sea oro, plata o bronce". Así de confiado se mostraba con la Agencia EFE Jordan Díaz el pasado 2 de julio, a poco más de un mes para los Juegos Olímpicos, en los que tocó el cielo de París con un metal dorado, el segundo en apenas dos meses a nivel internacional.
Jordan Díaz (La Habana, 2001) está viviendo un 2024 espectacular. En Roma se proclamó campeón de Europa de triple salto con una marca de 18,18 metros, dos semanas después ganó su segundo Campeonato de España en La Nucía (Alicante) y en su debut olímpico subió a lo más alto del podio en el Estadio de Francia, en París.
Todos esos éxitos los ha vivido con su gran benefactor, el cubano Iván Pedroso, con el que entrena en Guadalajara. Allí lleva una vida tranquila dedicada por completo al atletismo. Forma parte del grupo en el que también está la venezolana Yulimar Rojas, el portugués Tiago Pereira o los españoles Eusebio Cáceres, Ana Peleteiro, Fátima Diame y Héctor Santos, su compañero de piso.
Desde su llegada, Jordan Díaz está plenamente integrado en la dinámica de trabajo de ese grupo que se ejercita cada día en las instalaciones del polideportivo Fuente de la Niña de Guadalajara.
"Iván Pedroso, aparte de mi entrenador, es mi psicólogo, mi médico... La experiencia que tiene ayuda mucho y más la conexión que tenemos, que es muy importante. Hablo mucho con él. Demasiado", confiesa el saltador, al que no le gusta demasiado le exposición y, por tanto, está feliz en Guadalajara.
"En el grupo tenemos bastante conexión. Tener buen rollo ayuda mucho. Guadalajara es una ciudad tranquila, perfecta para entrenar. No tiene el caos de Madrid. Es un lugar increíble y estoy muy contento de estar ahí. Entrenamos una vez y tenemos la tarde libre", apunta.
Ese tipo de vida tranquila le permite disfrutar de los amigos, jugar a la consola y no madrugar, ya que los entrenamientos suelen ser a mediodía.
De La Habana a España
El triplista aprovechó una concentración de la selección cubana en Castellón, el 28 de junio de 2021, para desertar y, posteriormente, tramitar la licencia para competir por España cumpliendo los criterios obligatorios que exige World Athletics de llevar tres años sin competir a nivel internacional con el país de origen y tres años de arraigo en el país al que quiere representar.
El atleta de origen cubano no representa al país caribeño desde el Mundial de Doha en 2019, en el que fue octavo, pero la dilación en su condición de elegible hasta el 28 de junio de 2024 radicaba en el criterio de arraigo en España.
Con el objetivo de estar en los Europeos de Roma (junio) pidió a la RFEA que solicitase un adelanto de tres semanas a World Athletics que el organismo que preside Sebastian Coe atendió, dando el visto bueno el pasado 29 de abril.
Su debut internacional con España no pudo ser mejor. Logró el oro en los Europeos de Roma con una marca de 18,18 metros batiendo en duelo al otro favorito, el portugués también de origen cubano Pedro Pichardo, que puso en duda la marca.
Ese mismo duelo se volvió a repetir en los Juegos Olímpicos y en otro escenario icónico, el Estadio de Francia, en Saint-Denis, una jornada más abarrotado con casi 80.000 espectadores en las gradas.
Jordan Díaz dominó la final desde el principio con un primer salto de 17,86 metros que le permitió liderar el concurso y que, a la larga, le dio la victoria.
En los siguientes saltos, aunque tuvo buenas sensaciones, no logró superar esa marca, siendo su mejor intento el tercero, en el que alcanzó los 17,85 metros. Incluso renunció al sexto teniendo asegurada la victoria.
Pichardo, de 31 años, no pudo de nuevo con el joven prodigio de La Habana, de 23, que confirmó el relevo generacional del triple salto a nivel internacional, impidiendo al luso revalidar la corona olímpica conquistada en Tokio 2020.