La economía castellano-manchega seguirá creciendo por encima del 2 % al menos hasta que llegue 2021
El informe de situación de Castilla-La Mancha de BBVA Research prevé que el producto interior bruto (PIB) de la región crecerá un 2,3 % este año y un 2,1 % en 2020, con lo que se podrán crear 44.000 empleos hasta finales del año próximo, datos que reducirían la tasa de paro de la comunidad al 12,7 %.
Así lo ha asegurado en Albacete Pep Ruiz, economista principal responsable del Análisis Regional para España de BBVA Research, quien ha manifestado que este escenario sugiere “la necesidad de continuar avanzando” en reformas que hagan la economía castellano-manchega “más competitiva y resistente a los accidentes que puedan venir por delante”.
En el informe económico del BBVA, además de las estimaciones de crecimiento, se enumeran los retos de la economía en Castilla-La Mancha, donde se incluye “avanzar en la digitalización” de la sociedad, afrontar la desindustrialización y hacer converger la renta per capita de los castellano-manchegos con la del resto de España.
Pep Ruiz ha señalado que perciben “una cierta desaceleración” en Castilla-La Mancha “tras un año de fuerte crecimiento de la economía en 2018”.
Las previsiones para este año son “que la economía regional crezca un 2,3 % y en 2020 por encima del dos por ciento también”, ha señalado el economista de BBVA, un 2,1 % en concreto, lo que supone “seguir manteniendo un crecimiento marginalmente por encima del observado en el conjunto de España”.
Creación de empleo
Esos indicadores de crecimiento “deberían ser suficientes para crear 44.000 empleos a lo largo de este bienio” en Castilla-La Mancha, ha comentado Pep Ruiz, que ha añadido que “lamentablemente incluso así seguiremos con una tasa de paro por encima del 12 % a finales de 2020”, de un 12,7 %.
Para el representante de BBVA Research esa alta tasa de paro pone de manifiesto “la necesidad de continuar avanzando en las reformas necesarias para hacer la economía más competitiva, que se crecimiento sea más inclusivo, y sea más resistente a los accidentes que pueden venir por delante”.
El informe habla de “un contexto de incertidumbre cada vez más elevada y más compleja” donde tienen que ver las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, el escenario de desaceleración y el Brexit, aunque “la exposición al Reino Unido de Castilla-La Mancha es relativamente baja”, ha comentado el economista.
En materia de empleo el comportamiento en Castilla-La Mancha “es por ahora algo más favorable”, ha asegurado Ruiz, algo que “se ve más claro en zonas cercanas a Madrid”, aunque ha dicho que esa previsión de crear 44.000 empleos entre 2019 y 2020 no lleva aparejado un reparto por provincias.
Sobre si la situación política en España contribuye a la evolución de ese crecimiento de la economía, Ruiz ha respondido que es un factor que “forma parte de la incertidumbre, y la incertidumbre no ayuda a estabilizar el crecimiento, a ponerlo en un horizonte cómodo para la inversión”.
Que se pueda formar un gobierno estable en noviembre permitirá “un escenario más favorable para las empresas y por tanto para la inversión y creación de empleo”.
Los retos de la economía regional
El economista de BBVA Research ha añadido que en el capítulo de retos de la economía castellano-manchega está “avanzar en la implementación de reformas necesarias” sobre todo en digitalización, aunque ha dicho que ven “grandes avances, la administración pública aquí destaca en eso”, pero queda “empujar en cosas donde no se va también, en el mercado laboral, o en buscar sectores que actúen como recambio en un escenario de desaceleración, por ejemplo del turismo”.
Los retos que tiene Castilla-La mancha incluyen también “afrontar la desindustrialización, porque la industria pierde peso, y hay que buscar vías para que el empleo crezca en otros sectores”, y a su vez es un reto “la convergencia en renta per capita con el conjunto de España”.
El informe alude asimismo a la posibilidad de que el aumento del salario mínimo interprofesional tenga “efectos negativos” sobre la actividad y la creación de empleo a largo plazo, “en la medida que no venga acompañado de políticas que mejoren la productividad”.