Ya son varias las ciudades de Castilla-La Mancha, como Toledo, Talavera o Albacete, entre otras, en las que se están anunciando cierres indefinidos de bares, restaurantes y todo tipo de locales de hostelería. De momento, la decisión la están tomando los propios empresarios del sector por su cuenta ante la expansión del coronavirus, ya que esta competencia, en manos del Gobierno central, todavía no ha sido afectada por las decisiones del Ejecutivo.

Castilla-La Mancha se empieza a sumar así a la decisión que ya han tomado las autoridades municipales en Madrid, donde ya se ha decidido el cierre de este tipo de negocios para evitar la extensión de esta grave crisis sanitaria. En concreto, Madrid ha decretado el cierre de bares, restaurantes y discotecas a partir de este sábado.

En Albacete ya han anunciado el cierre los locales de la "Zona" y a ellos se están sumando nuevos establecimientos en las últimas horas, igual que en toda la zona centro de Talavera, donde muchos locales ya están cerrados o han anunciado el cierre temporal inminente. En Toledo capital ya hay muchos casos conocidos, entre ellos el emblemático restaurante del chef estrella Michelín Iván Cerdeño, que ha confirmado formalmente el cierre temporal.

El Gobierno de Castilla-La Mancha se encuentra, en este sentido, a la espera de las decisiones que lleguen desde el Ejecutivo de Pedro Sánchez. La consejera portavoz de la Junta, Blanca Fernández, preguntada sobre el posible cierre de establecimientos hosteleros como bares, restaurantes o discotecas, ha asegurado que las competencias en esta materia las tiene el Gobierno de España porque "son medias muy contundentes que afectan a la economía".

En este punto, la portavoz del Ejecutivo castellano-manchego, tras pedir "no sucumbir al pánico ni tomar medidas precipitadas", ha defendido que el Gobierno de Castilla-La Mancha estará a disposición de lo que marque la autoridad sanitaria, "pero sin descartar nada".

De momento, ha insistido en que el Ejecutivo no tiene ninguna medida encima de la mesa "que cierre la economía regional", al tiempo que ha reiterado que la situación provocada por el coronavirus es cambiante y se adoptarán medidas en función de lo que dicte la autoridad sanitaria.

Las ciudades castellano-manchegas que están anunciando estos cierres lo están haciendo sin saber cuándo volverán a poder abrir.

El sector pide medidas drásticas y urgentes

Ante esta situación, el sector hostelero pide medidas "drásticas" y urgentes al Gobierno central por la situación que ha generado el coronavirus, ya que está "desangrado" y "absolutamente desbordado", ha asegurado el secretario general de la Federación Regional de Hostelería de Castilla-La Mancha, Valentín Salamanca.

En declaraciones a Efe, Salamanca ha advertido este viernes que "estamos absolutamente desbordados" con una "preocupación máxima" porque no se sabe "por qué el Gobierno no ha concretado todavía las medidas a tomar" en cuanto a los expedientes temporales de regulación de empleo (ERTE) para declarar una situación de fuerza mayor "y que la gente se pueda ir al desempleo".

Salamanca ha aseverado que "nosotros ahora mismo entenderíamos, sin ningún problema, que se tomen ya desde el Gobierno y desde la Administración que corresponda, medidas administrativas de cierre de los establecimientos de hostelería".

Y también apuestan por que al tiempo que se arbitren "medidas y los mecanismos más rápidos para que el personal pase a la situación legal de desempleo, perciba sus correspondientes prestaciones y que los costes de la Seguridad Social sean asumidos por la Administración".

No abrir por responsabilidad

"No se debería de demorar más esta medida, la situación se nos está tornando absolutamente insoportable", ha afirmado Salamanca, que ha recordado que hay establecimientos que ya han decidido cerrar, como los de ocio nocturno de Toledo o Albacete, que han tomado la decisión de no abrir "por responsabilidad".

Por ello, ha reiterado que "entenderíamos que se apliquen ya medidas drásticas y que se decrete la fuerza mayor para que podamos cerrar los establecimientos de hostelería", así como que "el Estado asuma el coste social de los cierres, porque ganamos todos desde el punto de vista económico y ganamos todos desde el punto de vista de la salud pública y la salud laboral".

En este sentido, ha puntualizado que la figura del ERTE ya existe en la ley, pero que el problema es que hay que regularlo en el sentido de que tome la decisión de que se establezca de que es por fuerza mayor y también que se gestione "con la máxima celeridad", porque según Salamanca "no podemos esperar un mes o un mes y medio a que nos resuelvan un expediente administrativo".

Al respecto, ha argumentado que "al igual que se ha considerado que quien esté en cuarentena por el coronavirus sea una contingencia de accidente de trabajo, que se decrete que es una situación de fuerza mayor y que permita a las empresas plantear un ERTE por fuerza mayor y que luego haya una respuesta ágil por parte de las administraciones".

Y ha repetido que "el sector entendería perfectamente que se acuerde por el Gobierno el cierre de bares, restaurantes y cafeterías e incluso de hoteles, si es preciso".

Semana Santa

Con respecto a la Semana Santa, el secretario de la Federación de Hostelería de Castilla-La Mancha ha relatado que "más que en una fase de preocupación, estamos en un compás de espera, y próximos a la resignación", porque según ha admitido "no atisbamos, a día de hoy, que pueda haber Semana Santa".

Salamanca ha añadido que "si esto sigue en la escalada actual, porque vamos un poco por detrás de lo que ha pasado en Italia, por tiempos va a ser muy difícil que la Semana Santa no se suspenda por parte de la autoridad sanitaria y del Gobierno".

En este contexto, ha alertado de que "el sector se está desangrando", ya que empezó con cancelaciones de asiáticos en el mes de febrero en el sector del hospedaje y posteriormente la afectación llegó al turismo de negocios y se suspendieron congresos, reuniones de empresa, viajes de incentivos, etcétera.

Luego empezaron los contagios en el ámbito europeo, lo que afectó al turismo de larga y media distancia, y ya a finales de febrero se empezó a apreciar una ralentización de las reservas, de forma que no solo se caen las que ya había sino que tardan mucho entrar las nuevas, ha señalado Salamanca.

"Y después, una vez que el Gobierno recomienda no viajar, se caen todas las reservas que había", ha indicado Salamanca, que ha resumido: "Se están cayendo todas las reservas para Semana Santa y la gente no las hace, está expectante, no hay movimiento, esto no tiene vuelta de hoja".