Un grupo de doce entidades financieras españolas se han sumado a la European Payments Iniciativa (EPI), una plataforma de pago unificado europea que pretende competir con VISA y MASTERCARD, los dos gigantes norteamericanos cuya cuota de mercado de tarjetas en España y resto de Europa es prácticamente absoluta. La intención de esta alianza, que cuenta con el respaldo del Banco Central Europeo y el impulso de la CE, es la de alinear el ecosistema de pagos europeos de bancos, comerciantes y adquirentes/proveedores de servicios de pago, contribuyendo así a fortalecer el Mercado Único, la agenda digital europea, y eliminar la fragmentación actual existente.
Entre el consorcio de entidades de crédito españolas que se han incorporado a EPI figura Eurocaja Rural, además de otros bancos y cajas del país que se han sumado a la iniciativa lanzada el pasado 20 de junio por 16 grandes bancos europeos entre los que se encuentran Santander, BBVA y Caixabank en España. Su objetivo es el de convertirse en un estándar europeode pagos en todo tipo de transacciones minoristas, incluidas las realizadas en tiendas, en línea, retirada de efectivo, y los pagos entre particulares como alternativa a las soluciones y planes de pago internacionales existentes actualmente.
De esta forma, las entidades integradas en la EPI pretenden rebajar la factura millonaria que tienen que pagar actualmente a VISA y MASTERCARD en concepto de comisiones. Además, gracias a este escenario, las entidades financieras participantes lograrán una mayor eficiencia en la gestión de costes en inversiones de seguridad y desarrollo de productos de pago innovadores en el marco de la Directiva de Pagos de la Unión Europea, contribuyendo así a fortalecer el Mercado Único y la agenda digital europea.
No será fácil introducir en el mercado el nuevo medio de pago que se pretende impulsar en Europa. El proyecto se enfrenta a una competencia que actualmente tienen prácticamente monopolizado los dos gigantes norteamericanos. Una batalla realmente complicada donde se dirime el control sólo en España de nada menos que de unas 90 millones de tarjetas, uno de los segmentos de pago más rentables para el sector bancario.