La pensión media de jubilación más alta en términos regionales, que es la de País Vasco, con 1.458,98 euros, supera en 355 euros a la de un jubilado de Castilla-La Mancha,con 1.103,38 euros, según los datos de la última Nómina mensual de pensiones del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones correspondiente al mes de junio. Además, esta brecha es de 472,34 euros si la comparamos con la más baja, la de Extremadura.
En concreto en Castilla-La Mancha, hay un total de 377.661 pensiones, de las que 219.819 son de jubilación, y los datos dejan muestran que un jubilado castellano-manchego vive con una pensión que está un 24% por debajo de la de un vasco. Estos datos revelan que, en estos momentos en que España aborda una nueva reforma del sistema público de pensiones, persisten las diferencias en este ámbito, reflejo en parte de las que existen en el mercado laboral, pero también que la brecha sigue cerrándose lentamente.
Histórico de datos
Así, la misma estadística indica que, hace 10 años, en 2011, la distancia entre la media regional más alta, la de País Vasco con 1.135,88 euros, y la más baja, que entonces era la de Galicia (Extremadura ocupa el último lugar desde 2013) con 752,78 euros, se situaba en 383,10 euros, que era cerca del 51 %.
En comparación, en 1982, el año más antiguo del que ofrece datos contrastables la estadística del Ministerio, la diferencia entre la pensión media de jubilación más alta, entonces la de Asturias con 158,59 euros, y la más baja, la de Melilla con 115,90 euros, era 11 puntos inferior a la actual, en concreto del 36,83%.
Para encontrar un dato similar al 47,87 % actual hay que retrotraerse 25 años, hasta 1996, cuando la distancia porcentual entre la pensión media de jubilación más alta, también la del País Vasco, con 584,62 euros, y la más baja, la de Galicia, con 391,23 euros, era solo un punto y medio superior a la actual, en concreto del 49,43%.
En este cuarto de siglo, las pensiones de jubilación han ido subiendo sin parar a la vez que la brecha entre regiones creció hasta rozar en 2004 el máximo de casi un 60 % de diferencia de la más alta sobre la más baja. En concreto, en 1997 esa distancia era del 50,98 %; en 1998 saltó al 55,56 %; en 1999 se situó en el 56,95 %; en el año 2000 era del 57,17 %; en 2001 del 58,20 %; en 2002 del 58,37 %; y en 2003 del 58,97 %; antes alcanzar el máximo del 59,75 % en 2004.
A partir de ese año la brecha bajó constantemente hasta 2015, cuando se situó en el 49,04 %, repuntó después durante tres años hasta el 50,02 % en 2018, y luego volvió a la senda de la reducción que aún se mantiene (48,76 % en 2019; y 48,47 % en 2020, hasta el 47,87 % del último mes de junio).
Según recogen diferentes informes sobre esta materia, el sistema español de pensiones no genera ningún tipo de discriminación territorial sino que más bien incorpora elementos de solidaridad, aunque estos no pueden compensar totalmente factores diferenciadores previos, relacionados con la demografía, el mercado de trabajo o los salarios.