El mercado laboral español contaba con 20,27 millones de cotizantes al cierre de julio, la cifra más alta de su historia, mientras que el total de pensiones en vigor ese mes ascendía a 9,94 millones. Una proporción de 2,03 cotizantes por cada prestación, frente a la ratio de 1,98 que se registraba el año pasado por estas fechas. Sin embargo, esos más de 20 millones de cotizantes siguen siendo insuficientes para asegurar la sostenibilidad financiera del sistema de pensiones.  En el caso de Castilla-La Mancha, la comunidad cuenta con una ratio de 2,6 personas cotizando por cada pensión, un indicador algo superior a la media nacional. En concreto, nuestra región tenía a dicha fecha 937.790 cotizantes por 361.095 pensionistas.

Las cifras muestran que en 34 provincias españolas (dos tercios del total) sigue habiendo menos de dos cotizantes por pensión, según se desprende de los datos de afiliados y de prestaciones en vigor. Entre las provincias que no superan esta cifra de cotizantes por pensión se encuentran dos de Castilla-La Mancha: Cuenca, con 1,82, y Ciudad Real (1,75). En la actualidad, apenas 18 provincias igualan o superan los dos cotizantes por pensión. Baleares, Melilla, Madrid y Almería encabezan el ránking con ratios de 3,02, 2,83, 2,82 y 2,70, respectivamente. En Cataluña, la ratio es de 2,06, con Girona y Barcelona al frente (2,29 y 2,05, respectivamente). También las provincias de Guadalajara, con 2,28, Toledo (2,08) y Albacete (2,07), superan esa ratio.

En otra decena de provincias la ratio es igual o inferior a 1,5 cotizantes por cada pensión, como son los casos de Lugo donde la proporción es de 1,10 cotizantes por cada pensión; en León, de 1,18; en Zamora y Asturias, de 1,26, y en Ávila, de 1,47. Ourense es la única provincia española que tienen menos cotizantes que pensiones: 104.347 por 106.698, una ratio de 0,97 afiliados por prestación. Ejemplos paradigmáticos todos ellos del gran problema que afronta España: su imparable envejecimiento que, según los pronósticos, se agudizará en las próximas décadas. Según la OCDE, la tasa de dependencia (la proporción de personas que dependen económicamente de la población en edad de trabajar) podría rozar el 80% en 2050.