Más de 120.000 niños y niñas de Castilla-La Mancha vivían por debajo del umbral de pobreza en 2022. Con el 38,3 % de la población menor de 18 años en riesgo de pobreza y/o exclusión social, la región se sitúa como la quinta comunidad autónoma con mayor tasa de España.
Así se desprende de la última Encuesta de Condiciones de Vida elaborada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), que ha sido analizada por la Plataforma de Organizaciones de Infancia de Castilla-La Mancha (POI-CLM) en nota de prensa.
Según ha informado POI-CLM, en el último año, a pesar de que la tendencia de la media general fue la de disminuir, el riesgo de pobreza y/o exclusión de los niños y adolescentes castellano-manchegos creció en más de 5 puntos, convirtiéndose esta en la segunda autonomía en la que más ha aumentado la tasa AROPE.
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A nivel nacional, España es el país de la Unión Europea con los niveles más altos de pobreza infantil. El 27,8 % de los niños y adolescentes -2,2 millones de personas- viven con ingresos inferiores al umbral de pobreza, siendo el porcentaje más elevado el de los jóvenes de entre 13 a 17 años.
Propuestas para reducir la pobreza
Teniendo en cuenta estos datos, la Plataforma de Organizaciones de Infancia de Castilla-La Mancha, que tiene como objetivo la protección y promoción de los derechos de niños, niñas y adolescentes, ha creado una lista con varias recomendaciones que ayudarían a reducir el riesgo la pobreza. Son las siguientes:
- Implementar mejoras en la renta garantizada de ciudadanía para que alcance a mayor número de familias vulnerables. Se insta a corregir la baremación del umbral de pobreza para poder incluir a mayor cantidad de hogares en riesgo de pobreza y/o exclusión social.
- Desarrollar protocolos transversales, que impliquen a los servicios sociales, el entorno educativo o sanitario y que contribuyan a identificar a los menores en esta situación.
- Configurar una red de ayuda en la que estén implicadas tanto las administraciones públicas, como entidades del tercer sector y de la sociedad civil, para crear una red de ayuda a la infancia más necesitada.
- Desarrollar itinerarios de inclusión social y laboral que tengan en cuenta las necesidades de conciliación familiar. Para ello es necesario que sean personalizados, con especial atención a las vulnerabilidades de las personas y proporcionarles los servicios que necesiten.
- Crear políticas específicas que impidan el aumento de las carencias materiales severas.