Reunión de la DOP Azafrán de La Mancha

Reunión de la DOP Azafrán de La Mancha

Economía INCERTIDUMBRE Y TEMOR

SOS del azafrán de La Mancha ante la "prueba de subsistencia" con la que arranca la campaña

El sector se ve en peligro ante la seria posibilidad de que la producción vuelva a caer este año y la economía de los productores se desplome.

24 octubre, 2023 13:15

Economía de subsistencia, bajón de los rendimientos e incertidumbre de futuro. Son las malas sensaciones de los productores de azafrán de La Mancha al comienzo de la cosecha de este año y después de tres años consecutivos de malos resultados. La climatología desfavorable debido a las altas temperaturas de este otoño y la falta de lluvias en cantidades suficientes tampoco ayudan a mejorar una situación que no presenta buena cara.

La Denominación de Origen Protegida (DOP) Azafrán de La Mancha ha hecho público este martes un comunicado en el que alertan de que la cosecha arranca como "una nueva prueba de subsistencia para el cultivo" y con una sensación de "incertidumbre y temor" ante la posibilidad de que la producción vuelva a caer en una campaña que ya llega con retraso y en la que hay menos productores y menos espacio de cultivo.

De momento, según explican, se han inscrito 176 productores, un 34 por ciento menos que el año anterior, con 90,4 hectáreas de superficie cultivada frente a las 105 del ejercicio anterior. En 2023, la zona de producción de la DEP finalizó con un total de 462,15 kilos recolectados, un 21,75 por ciento inferior a la media de producción del periodo 2013-201, que se situó en 583,87 kilos.

Progresiva reducción

En el año 2018 hubo un récord de cosecha, con 903,7 kilos recogidos, pero desde entonces la producción ha ido bajando progresivamente de forma muy significativa: 606,5 kilos en 2019, 451 kilos en 2020 y 346,8 en 2021, unos datos que ponen de relieve el empeoramiento de las perspectivas año tras años.

Todos estos datos han sido analizados por el Patronato del Consejo Regulador en su última reunión, previa al inicio de la campaña, llegando a la conclusión de que la situación es "extremadamente difícil" desde el punto de vista económico y con el miedo a que la campaña de este año sea como la de 2021.

Azafrán de La Mancha. Imagen de archivo

Azafrán de La Mancha. Imagen de archivo

La caída de la producción afecta al propio Consejo Regulador, cuya actividad puede verse reducida al mínimo debido a que las cuotas de productores y envasadores dependen de la producción total de cada año, y eso puede dañar gravemente al sector. Estas cuotas son la única fuente de ingresos para la gestión e infraestructura de esta organización.

Tomar medidas

En este sentido, los patronos han vuelto a poner de manifiesto la necesidad de tomar medidas que garanticen el futuro del cultivo en general y de la marca de calidad diferenciada Azafrán de La Mancha que gestiona la Fundación, en particular, a través de un plan específico dotado con el soporte económico necesario, que permita frenar el declive de la producción y su recuperación en el plazo más breve posible.

La presidenta de la Denominación de Origen, Valentina Cabra, ha asegurado que, para mantener vivo el cultivo, hay que afrontar los "graves problemas estructurales" que "se vienen arrastrando desde hace muchos años, agravados enormemente por el cambio climático", como son la ausencia de un mercado de cormos certificados, la mínima mecanización de los procesos y la gran demanda de mano de obra.

La presidenta ha recordado estas amenazas históricas, que incluyen la disminución progresiva de la superficie dedicada a su producción, incluyendo su extinción en comarcas donde era característica su presencia; importaciones masivas de azafranes de otros orígenes; elevada exigencia de mano de obra acompañada de la mínima mecanización del cultivo y del proceso de transformación (monda y tostado); pequeña dimensión de las parcelas; limitada integración de los productores en los sistemas de comercialización nacional e internacional, y el carácter social y familiar de este cultivo.

Finalmente, Valentina Cabra vuelto a poner sobre la mesa la necesidad de que el Consejo Regulador y la Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural establezcan vías de colaboración que impulsen el crecimiento ordenado del sector y el relevo generacional, ya que solo así se podrá evitar la extinción de un cultivo que es una actividad económica, pero también parte del patrimonio inmaterial de Castilla-La Mancha.