Castilla-La Mancha posee uno de los mayores del mundo. Cuando el verano comienza a encarar su recta final, es típica la estampa de vendimiadores agachados sobre las vides recogiendo la uva que servirá para dar forma a uno de los productos más representativos de la tierra.
Sin embargo, encontrar esa mano de obra se está convirtiendo en una misión cada vez más complicado para los viticultores de la región. Pese a que según el SEPE en España hay 3.416.498 personas desempleadas, son muchos los que declinan este trabajo y prefieren seguir sin trabajar.
Florencio Rodríguez, secretario general de Asaja Ciudad Real, la provincia con más extensión de viñas de España, explica lo ocurrido. “Está faltando mano de obra, porque la gente quiere trabajar en otras cosas que no sean el campo. En otras actividades ven unas mejores ventajas que no encuentran aquí. La situación de no tener puertas –se refiere a la gran extensión–, condiciones climatológicas difíciles… Los trabajadores exigen condiciones más favorables, a pesar de lo que está haciendo el empresario en adaptarse a la tónica general de los últimos años”.
En síntesis, “las condiciones son más sacrificadas que en otras actividades y eligen otras actividades”, afirma Rodríguez.
“Esto ocurre desde hace unos 4 ó 5 años”, expone María José Ríos, presidenta de Asaja en Albacete. La provincia castellanomanchega demanda alrededor de 8.000 trabajadores para esta época del año, pero aducen una falta de “entre 3.000 y 4.000” personas.
Aquí la queja viene dada por la urgencia: la falta de mano de obra puede echar a perder una cosecha. “Las cuadrillas se empiezan a organizar unos 15 ó 20 días antes de que sepamos que comenzara la vendimia. Esto es un producto al aire libre y se tiene que recoger cuando manda el campo”.
Por ende, la falta de personal es preocupante. Vendimiar es complejo. Según fuentes del sector, una hectárea con 10.000 kilos de uva requiere entre 5 y 8 jornales diarios. Es decir, se necesita el trabajo de entre 5 y 8 personas para recoger tal cantidad.
Si la cantidad de mano de obra disminuye, parte de lo producido se queda sin recoger. Lo que se queda sin recoger en su momento, es producción que se pierde. El problema es grave.
Los precios de la vendimia
Llegados a este punto, cualquiera pensaría en lo mismo: si hay gente dispuesta a no coger estos trabajos es porque no les compensa el esfuerzo con la cantidad económica que perciben. Asaja y las empresas contactadas por EL ESPAÑOL a este respecto se ciñen al convenio estipulado. Se alejan del problema que la hostelería puede presentar en ocasiones puntuales.
Cada comunidad tiene un convenio diferente, pero el precio de la jornada en el campo ronda los 55 euros por 8 horas de trabajo. En Albacete, por ejemplo, es de 57,60 euros. En La Rioja es un poco más alto el sueldo. Pero en síntesis da lo mismo, en las dos provincias falta mano de obra.
El motivo a ciencia cierta de por qué no hay mano de obra no se atreve nadie a decirlo. Eso sí, todos apuntan en las mismas direcciones. La primera es la dureza física exigida por las labores agrarias. La segunda a la que apuntan es a las prestaciones por desempleo y diferentes subsidios otorgados por las admnistraciones. “Sí, se puede desprender que hay trabajadores que están cobrando ayuda y cobran lo mismo trabajando que no haciéndolo”, comenta María José Ríos.
No es la única que lo alega. El empresario Pedro Alcolea asegura haberlo vivido. Tiene sus viñedos en Ciudad Real.
Alcolea habla de competencia directa de la administración a los agricultores. “Te pones a llamar a gente que tal y te dicen que están cobrando el paro, tengo ayudas… Debería haber una organización que dijera 'esto para cuando no haya trabajo'. Nos hacen la competencia directa. Hay trabajos de verdad, que generan cotizaciones, y esos fondos que se reserven para los momentos en los que no haya trabajo”.
Juan Miguel Cebrián, empresario vitivinícola de Albacete, comenta lo mismo y aporta un nuevo problema. Esto no sólo ocurre durante la temporada de la vendimia. “El personal de los pueblos, como hay tantas ayudas para el empleo rural, pues prefiere quedarse en el pueblo antes que cortar uva. Cada vez hacemos más subsidios para que la gente trabaje en el campo y los sacamos de las campañas que más falta nos hacen. Ahora hay problemas con la vendimia, pero luego llega la poda...”.
El problema, de todas formas, no parece ser el dinero. Desde Asaja La Rioja, Igor Fonseca lo aleja de lo ocurrido en la hostelería en los últimos tiempos. "No tiene nada que ver con eso. Aquí no es que se pague poco. Aquí hay gente que se asienta, y se puede vivir de esto. Son tareas para las que hace falta cierto curtimiento. La sociedad de ahora no está preparada para ello. Curiosamente, cuando por ejemplo en Francia comienza la vendimia, no hay problema. Y allí lo que se paga sólo es un 10% más que aquí".
Mecanización del trabajo
Castilla-La Mancha, La Rioja, y Extremadura son tres de las Comunidades Autónomas con más problemas para encontrar mano de obra. Sin embargo, tampoco se libra Madrid, a pesar de que necesitan un nivel inferior de trabajadores.
Francisco Guerrero, secretario general de Asaja en la comunidad madrileña, comenta: "Hay más falta de trabajadores cuando la construcción está en un auge, como ahora, la mano de obra se ve afectada”.
Los remedios a esta enfermedad son dos principalmente: mecanización del proceso o inclusión de mano de obra extranjera. Comencemos por el principio, porque esto último también trae problemas para los empresarios.
Asaja Cádiz no tiene constancia de que haya problemas de falta de mano de obra. “Aquí tenemos el 95% del proceso de la vendimia ya mecanizada”, asegura Pedro Gallardo, presidente de la asociación.
Es el mismo camino que comienzan a tomar otras provincias. Así lo cree el empresario Juan Miguel Cebrián, que piensa que la mecanización no es buena en ningún aspecto. “Se acabará mecanizando y ya está. Estamos teniendo muchísima presión de inspecciones y de todos. En el ajo y la cebolla se va a mecanizar del todo. En la vendimia y tal pasará lo mismo. Eso no es bueno para nadie”.
Mano de obra extranjera
El otro problema, y a su vez la otra solución, es la contratación de mano de obra extranjera. Con anterioridad, se trajeron trabajadores de Polonia. Sin embargo, eso ha cambiado porque en Polonia han disminuido los niveles de paro, por ejemplo. Aún en Madrid, la mayoría de mano de obra extranjera contratada proviene de Rumanía.
Lo que reclaman desde el sector es poder regularizar la situación de personas que no se encuentran en España de manera legal. Explican que estas personas están dispuestas a ser contratadas y serían de gran ayuda para el sector agrícola, sin embargo las autoridades no facilitan siquiera su contratación temporal.
María José Ríos explica: “Hemos solicitado que para estas campañas le den a todo el mundo que quiera trabajar un permiso de trabajo temporal para que no ocurra esto”.
Las personas que no se encuentran en España en una situación regular no pueden trabajar legalmente. Esto supone un problema para los empresarios, que han detectado que personas con su situación regularizada prestan sus papeles a personas que no los tienen en regla. A partir del segundo día de trabajo, el empleado que no tiene papeles es el que acude a trabajar.
Si la inspección de trabajo detecta esto, al empresario le caerían 100.000 euros de multa.
Pedro Alcolea asegura que se debería poder regularizar la situación de estas personas para que trabajaran. "Tenía que haber una coordinación y que hubiera una facilidad para estas personas, que también tienen que buscarse y ganarse la vida".
Cebrián se muestra en el mismo camino que su homólogo. "Deberían abrir un poco la mano. Quizás podíamos ayudarles. Si no tienen trabajo, no tienen donde comer".