El Gobierno de Castilla-La Mancha, una vez controlada la crisis generada por los brotes de viruela ovina y caprina, una enfermedad muy contagiosa que no afecta a la leche ni se transmite a los humanos, ha decidido levantar la inmovilización del ganado en la práctica totalidad de la región, para que los animales puedan salir desde las explotaciones a los cebaderos.
Así lo ha anunciado este martes el consejero de Agricultura, Agua y Desarrollo Rural de Castilla-La Mancha, Francisco Martínez Arroyo, que ha valorado la noticia como "muy importante para los ganaderos de la región, ya que va a permitir mejorar la rentabilidad de las explotaciones".
La medida, que ha sido decidida "con toda la prudencia que recomiendan los técnicos", se hará efectiva a finales de esta semana, aunque permanecerán inmovilizadas únicamente, "alrededor del foco conocido de Alcázar de San Juan", las comarcas ganaderas de Tomelloso y Manzanares (Ciudad Real), de Belmonte (Cuenca) y de Madridejos y Quintanar de la Orden (Toledo).
Martínez Arroyo ha señalado que se han controlado, a través del laboratorio de Algete, el de referencia nacional para la viruela ovina y caprina, un total de 243 explotaciones con un censo de unos 250.000 animales. A su vez, todos los cebaderos han sido vaciados, limpiados y cotrolados.
El consejero ha afirmado que la apertura tras dos meses de restricciones ha sido posible "gracias al trabajo que se ha venido haciendo" por parte de los ganaderos, de los veterinarios y de la Guardia Civil, que ha estado controlando los brotes.