La salas de conciertos de Castilla-La Mancha no ven rentabilidad en la reducción del aforo que propone el Gobierno en su plan de desescalada de la crisis ocasionada por el coronavirus y ante la falta de sesiones en directo están planteando iniciativas alternativas para subsistir.
En declaraciones a Europa Press, el propietario de La Cachorra Yeyé de Albacete, Jorge Tomás López, considera que la vuelta al trabajo de este gremio "va a ser muy complicada" ya que no se pueden hacer conciertos con aforo reducido puesto que al final "no va a ser rentable ni viable" a no ser que reciban ayudas.
Asimismo, ha explicado que los meses de marzo, abril y mayo "son los más potentes" para la sala pero que ante la situación que se está dando por el COVID-19 lo "único" que han podido hacer es "reubicar las fechas" de aquellos conciertos que se iban a celebrar.
Una situación que ha cambiado los planes de la sala y de los artistas "por completo" pero que, según ha contado, algunos de los artistas les han propuesto ofrecer "un concierto gratuito" cuando la sala vuelva a abrir.
Aunque confiesa que "a nivel económico es muy complicado tomar una iniciativa que te vaya a ayudar a salir de esta situación", ha contado que desde las redes sociales de La Cachorra Yeyé les ha tocado "reinventarse" para llegar a su público compartiendo entrevistas hechas a artistas como Rozalén.
Además, la sala, que va de la mano de la productora 'El Hombre Music', está publicando en su canal de youtube --'La Cachorra Yeyé--, la grabación de ensayos previos a los conciertos, de grupos como Malvaje --grabados antes de la declaración del estado de alarma-- y disponible para todos los públicos.
Incertidumbre
"Incertidumbre" ante el futuro es lo que siente Chema Cruz, dueño de un pub, Ciclos, y una sala de conciertos, 'Nice', ambas en Ciudad Real capital. En declaraciones a Europa Press ha explicado que el sector de la noche "va a ser el sector más castigado en esta crisis" y que "muchos se están planteando si volverán a abrir". "Va a ser tremendo y ser optimista en estos momentos es muy difícil", ha augurado.
Hablando concretamente de la situación de una sala de conciertos, que necesitan "una fuerte inversión económica y tiene muchas trabas", ha expresado su preocupación por la reducción "aún más" de los aforos, que ya habían sufrido un "drástico" recorte tras episodios como el del Madrid Arena.
Desde que todos los empresarios de la zona de marcha nocturna de Ciudad Real decidieron de motu proprio cerrar en pasado 13 de marzo para proteger a "plantilla y clientes", ha explicado que ante ellos se dibuja "un paisaje incierto" ante la falta de información, aunque ha expresado la esperanza de que tengan apoyo "real" del Estado porque esto "ha sido como una catástrofe natural".
Aplazamiento de la programación
En Cuenca, el propietario de la 'Sala Directo Cuenca', Luis San José, ha señalado que ante la situación ocasionada por el COVID-19, decidieron aplazar la programación que les quedaba en esta temporada.
"La venta de entradas no fluía como tenía que fluir, la gente estaba muy preocupada" por lo que se comunicaron con los grupos contratados informándoles del aplazamiento y recolocación de los 23 conciertos a la "primera parte" de la próxima temporada --octubre-diciembre--, siendo una decisión "apoyada" por prácticamente todos los grupos.
Asimismo, San José ha contado que se ha dado también la opción a las personas que ya tenían su entrada de la devolución de las mismas o bien mantenerla para utilizarla en el día que se programe el concierto.
Ha manifestado que no está de acuerdo con las "campañas de donativos, compras de consumiciones por anticipado" que se están realizando ahora, ya que entre otras cuestiones considera que la situación económica "a nivel global no está como para poder exigirle al ciudadano que haga una serie de inversiones o donativos".
Las cosas "no pintan bien"
En Guadalajara, tanto en la Sala Óxido, con un aforo para 500 personas, como en el Monkey Man, para un público de unas 160 personas, saben que las cosas no pintan bien en este tipo de negocios pero ya han tomado cartas en el asunto con proyectos empresariales complementarios que sirvan de inyección económica para evitar el descalabro de su principal fuente de ingresos.
Daniel Pérez es el gerente de la Sala Óxido, donde el cierre inmediato del local desde que se decretó el estado de alarma ha supuesto la reprogramación del 99% de las actuaciones previstas a partir del mes de octubre, ha reconocido que existe "mucho temor" a que ni siquiera puedan celebrarse por esas fechas, y en caso de finalmente puedan, se pregunta en qué condiciones se hará.
Pérez ve muy negro el escenario a corto y medio plazo y aunque ha señalado que, por el momento, ha habido "una gran complicidad" con las bandas que iban a actuar, sin que apenas haya habido cancelaciones ni tampoco devoluciones de entradas, sí teme que las limitaciones del aforo les aboquen al cierre.
"Había bandas muy gordas y todo el aforo vendido. Si las medidas a tomar pasan por la reducción del aforo, estamos abocados al fracaso casi al cien por cien", ha apuntado Pérez teniendo en cuenta que todos los conciertos que traen son de caché alto, que sólo se consigue si se venden todas las entradas.
De momento, la gente está respondiendo bien a una curiosa iniciativa que ha puesto en marcha que es la venta de ropa con el logo de la sala y adaptado a esta situación de pandemia. De hecho, el eslogan de sus camisetas es: 'Contra viento y pandemia' y aunque apenas sacan dos o tres euros de ganancia por cada una, al menos, espera que por un tiempo les sirva para pagar unos gastos fijos que no cesan.
En el caso de la sala Monkey Man, que llevan Sebastián Redondo y Juana Guillamas, las previsiones no son mejor porque tenían programadas actuaciones para marzo, abril y mayo y han tenido que trasladar los grupos a partir de octubre también, con el deseo de que vayan mejor las cosas.
Todo está en el aire porque tampoco saben en qué condiciones les dejarán abrir pero para Redondo, si les reducen mucho el aforo para mantener distancias mínimas de seguridad, el gerente de esta sala tiene claro que no podrán traer grupos de mucho caché ni de mucha producción porque si las entradas son caras la gente de Guadalajara "no está acostumbrada a pagar mucho por acudir a conciertos".
En su caso, también ha buscado ingresos por otros medios y para eso están creando una página web para vender una marca propia de cerveza artesana que quieren distribuir a domicilio a sus clientes con el claro propósito de mantener el contacto con su público hasta que puedan empezar a funcionar al cien por cien.
En el caso de Toledo, el empresario Ventura del Álamo, con participaciones en las grandes salas de conciertos de la ciudad --El Pícaro, El Círculo y Los Clásicos-- señala que "es absurdo" pensar en transformar locales y añade que un pequeño concierto no es viable.
"En la noche hay muy pocas horas de trabajo, días muy concretos, y si el local tiene que estar con un funcionamiento del 30 por ciento el plan de negocio no sale por ningún sitio", indica, para agregar que habrá que esperar "mucho más" y que la situación esté más controlada.
No obstante, ha hablado de alternativas como que los conciertos se produzcan a unas horas razonables, sin molestar mucho y se pueda hacer en parques, en la ribera del Tajo o en la cantidad de sitios alternativos que hay en la ciudad para hacer las cosas de otra manera.
"Se trata de buscar otro modelo de negocio con las posibilidades que dan las circunstancias que tenemos. Pero para eso tiene que haber una serie de condiciones, que el Ayuntamiento lo permita y que el futuro cliente quiera ceder", apunta.