Una alarma salta en las pantallas del Centro de Operación de Renovables (CORE) que Iberdrola tiene en Toledo. Un aerogenerador de una de las plantas que la compañía tiene en México ha dejado de funcionar a causa de un sobrecalentamiento. Desde su puesto de trabajo, a miles de kilómetros, uno de los técnicos de la compañía pausa de manera remota el sistema y analiza las causas de la incidencia. Esta vez, la solución ha sido rápida y la cuestión se ha podido solventar de manera remota. En otras ocasiones, una vez localizado el problema, el técnico tiene que ponerse en contacto con el personal de mantenimiento de la planta para actuar sobre el terreno y acortar todo lo posible el tiempo de parada.
A grandes rasgos, esta es la tarea de los cerca de 50 operarios que la compañía eléctrica tiene en este centro y que vigilan el correcto funcionamiento de alrededor de 300 plantas eológicas y fotovoltaicas que Iberdrola tiene en España, Francia, Portugal, Grecia, Hungría, Rumanía, Chipre, Polonia, México, Brasil y Australia, último país en unirse a esta lista y cuya integración está en proceso. En total, 10.000 megavatios de potencia que en términos globales supondrían casi una décima parte de la potencia total que hay instalada España.
Cuando en 2003 empezó a funcionar este centro, fue el primero de esta naturaleza a nivel mundial. "Iberdrola ya tenía claro que las energías renovables iban a crecer y apostó por esta instalación", asegura Gustavo Moreno, responsable del CORE, quien además explica que "el sistema que pusimos en marcha entonces, reforzado con la experiencia de los años, ha sido replicado en otras partes del mundo". No en vano, a partir del centro español, Iberdrola exportó el modelo a Escocia y Portland para controlar los parques de generación de energías renovables de la compañía en Reino Unido y Estados Unidos, respectivamente. En ambos casos, los primeros pasos fueron 'tutorizados' desde el hermano mayor de Toledo hasta la emancipación de la que gozan en la actualidad. El siguiente centro, que ya funciona aunque todavía con apoyo, está situado en Brasil.
Fuera de la compañía también han sido muchas las empresas de diferentes partes del mundo que han visitado las instalaciones del CORE para conocer de primera mano su funcionamiento e implementar su tecnología.
Pero como en casi todos los ámbitos de la vida, la irrupción de la pandemia ha afectado a la rutina de este centro. Sobre todo a partir de la aparición de ómicron, la dirección ha optado por crear grupos-burbuja en cada turno que trabajan de manera aislada para así evitar posibles brotes en la plantilla. "Aquí, un turno de seis personas maneja 2.000 aerogeneradores eólicos más todos los sistemas fotovoltaicos. Al final es una cuestión puramente de eficiencia. Si detectamos un problema en un aerogenerador y de manera remota podemos solucionarlo en pocos minutos, acortamos el tiempo que el sistema está parado y dejando de generar energía eléctrica", sostiene Moreno.
Para que todo ese complicado engranaje pueda funcionar, también es necesario un sistema sólido de ciberseguridad. En este sentido, la compañía tiene en marcha varios proyectos, algunos en sintonía con los de los fabricantes del equipamiento, para reducir al máximo el daño que los ciberataques puedan ocasionar.
A ello, Moreno suma un detalle que hace aún más seguro al CORE. "Desde 2003 tenemos el mismo sistema de seguridad. Para que nos entendamos, no utilizamos la red de internet, si no una red propia con la que evitamos las intrusiones". Este modelo, reconoce que "es más caro" que el que utilizan otras empresas basados en la red standard, pero compensa "por los estándares de seguridad que nos aporta".
España, tierra de renovables
Casi dos décadas después de su puesta en marcha, este centro todavía no ha tocado techo. Con la opción de poder integrar en sus sistema cualquier tipo de energía renovable más allá de la eólica y la fotovoltaica, desde Iberdrola calculan que si se cumplen las previsiones en los próximas años el CORE podría duplicar sus registros prepandemia.
Y es que el peso de las energías renovables dentro del sistema nacional de energía es cada vez más importante. Como explica Gustavo Moreno, "en el último año solo la energía eólica ha supuesto un 23% del total del total de la energía generada en España por delante de la energía nuclear alcanzando picos, en momentos concretos, del 72% cuando en 2003 apenas llegábamos al 4%".
Para aspirar a estos objetivos, desde Iberdrola remarcan las buenas condiciones que tiene España para la implantación de energías renovables,sobre todo eólica -localizada en la parte norte, este y sur del país- y fotovoltaica, más ubicadaen la parte central. Precisamente en la red fotovoltaica está previsto un importante desarrollo de proyectos.
"En Extremadura estamos muy cerca de inaugurar los parques Núñez de Balboa, que generará 500 megavatios de corriente contínua, y Francisco de Pizarro, que alcanzará los 590 megavatios y será el mayor de Europa. Además, en Puertollano ya se está poniendo en marcha una planta que generará hidrógeno verde a partir de energía fotovoltaica", afirma Moreno. Esto es posible -reconoce- porque "estas zonas gozan de muy buenas condiciones de horas de sol y temperatura".
Futuro: tecnología híbrida
Sin embargo, la gran barrera con la que se encuentran las energías renovables para su expansión sigue siendo el almacenamiento. Al contrario de otro tipo de energía, como la nuclear, su generación no puede programarse y depende de las condiciones climáticas. Esto puede generar situaciones como la que vivió el país hace un año coincidiendo con la llegada del temporal Filomena, cuando la alta demanda generada en los hogares y la ausencia de viento provocó una importante subida de la electricidad.
Para intentar corregir esa dependencia de la meteorología, ya se están probando sistemas híbridos que combinan baterías con plantas eólicas y fotovoltaicas. Iberdrola ya ha instalado las primeras baterías en España y cuenta con una planta híbrida en Australia que esperan poder replicar en nuestro país muy pronto. No obstante, Moreno reconoce que para que llegue ese momento "el país también tiene que avanzar en materia de regulación ante unos modelos que todavía son muy nuevos".
Un paso más hacia un objetivo que hace no tanto parecía una utopía pero que cada vez parece más cercano: un modelo de generación de energía cien por cien libre de emisiones.