El mundo del automóvil vive en una complicada contradicción. No para de hablarse de la necesidad de reducir las emisiones medias de dióxido de carbono (CO2) de los automóviles comercializados y, sin embargo, por el tipo de coches que se venden, estas no paran de subir. En la Unión Europea (UE) durante el año pasado se situaron en 120,6 gramos por kilómetro, un 1,8% más en comparación con las cifras del ejercicio anterior según datos de la Asociación de Constructores Europeos de Automóviles (ACEA).
Este incremento de las emisiones de CO2 de los coches nuevos se debe especialmente, a la incertidumbre vinculada con el diésel, que ha provocado un fuerte retroceso en las matriculaciones de los automóviles con este tipo de combustible, las cuales no paran de bajar y ya no aguantan el tipo ni siquiera en el segmento del renting.
En 2018, Holanda fue el país con las emisiones medias de CO2 de coches nuevos más bajas de toda la UE, con 105,5 gramos por kilómetro, un 2,6% menos, seguida muy de cerca por Malta, con 105,9 gramos, un 4% menos. Por debajo de la barrera de los 110 gramos de CO2 por kilómetro también se situaron Portugal, con un promedio de 106,3 gramos por kilómetro, un 1,6% más, y Dinamarca, con 109,6 gramos de media, un 2,3% más.
España, por debajo de la media
España, por su parte, se situó por debajo de la media europea en términos de emisiones de dióxido de carbono de los automóviles, con 118,1 gramos por kilómetro, lo que supone una progresión del 2,7% en comparación con los datos recopilados durante el año precedente. Con valores inferiores a la media europea de 120,6 gr/CO2 también se situaron otros países como Bélgica (119,5), Croacia (115,7), Finlandia (116,6), Francia (112,2), Grecia (111,1), Irlanda (113,1) e Italia (116,3).
No obstante, por encima se colocaron Austria (123,1), Bulgaria (128,1), Chipre (123,3), República Checa (125,6), Estonia (132,3), Alemania (129,9), Hungría (129), Letonia (129), Lituania (128,6), Luxemburgo (131,4), Polonia (127,7), Rumanía (121,5), Eslovaquia (127,6), Eslovenia (120,9), Suecia (122,3) y Reino Unido (124,8).
El diésel en caída
Los datos de ACEA reflejan el retroceso que ha experimentado el diésel en los vehículos nuevos, en beneficio de otros sistemas de propulsión, como la gasolina y los modelos alternativos. En 2018, casi el 57% de las entregas de coches nuevos en Europa correspondió a automóviles de gasolina, en comparación con el 50% contabilizado en 2017. Entre 2015 y 2018, la cuota de la gasolina ha subido desde el 44%.
Por su parte, el diésel representó el 36% de las ventas de coches nuevos en la Unión Europea el año pasado, en comparación con el 44% del ejercicio previo, cerrando una reducción de 15,6 puntos porcentuales desde 2015, cuando contaba con una penetración del 51,5%. De su lado, los automóviles impulsados con energías alternativas representaron el 7,5% del total en 2018, 1,7 puntos menos que el año pasado y registrando un aumento de 3,1 puntos en comparación con las cifras de 2015 (4,3%).