La cabeza de lista del PP al Congreso por Valencia, Belén Hoyo, no tienen ninguna duda de que el PSOE se ha convertido en un problema para la industria automovilística valenciana y lamenta que por sus «políticas erráticas» haya empresas como Ford que viven un peligroso periodo de incertidumbre laboral. Según ha dicho esta semana, la inestabilidad que ha provocado el Gobierno de Sánchez con sus cambios de opinión sobre el diésel ha espantado la producción.
La planta de motores de Ford en Almussafes dejará de fabricar los motores Ecoboost de 2.0 y 2.3 litros a partir de 2022, debido a que la compañía trasladará la producción a Norteamérica. El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, se ha escudado en que el sector está en una transición y sugiere que la factoría valenciana puede centrarse en la fabricación de baterías de vehículos eléctricos, pero eso de momento es una utopía. También ha dicho que la decisión de la compañía del óvalo se debe a las políticas proteccionistas del gobierno estadounidense y el presidente Donald Trump.
La realidad es que la planta de Almussafes es una de las más competitivas y productivas que tiene Ford en Europa, pero el sector del automóvil está inmerso en un proceso de transición muy importante que requiere de planes serios y viables. La Conselleria de Economía Sostenible trabaja desde hace ya demasiado en un proyecto para instalar junto a la fábrica de Ford una 'megafactoría' de baterías para modelos eléctricos, pero se encuentra todavía en fase de contactos y reuniones y no hay nada cerrado.
Lo que es un hecho es que Ford y el sindicato United Auto Workers (UAW) han alcanzado un preacuerdo para un nuevo convenio colectivo de cuatro años en Estados Unidos que recoge inversiones de más de 6.000 millones de dólares (5.372 millones de euros) en las instalaciones del fabricante en EE.UU, lo que crea o preserva más de 8.500 empleos en el país. En total, Ford emplea a 191.000 personas en todo el mundo.