Por más que lo intenten vender como una necesidad para luchar contra el cambio climático y pongan a la descarbonización del transporte como excusa, el objetivo que subyace detrás de la persecución incansable de los automovilistas es la recaudación, simple y llanamente. Una recaudación desmesurada y que apunta a la línea de flotación de una industria, la de la automoción, que supone más del 10% del PIB de nuestro país y más del 12% del empleo.
El Ministerio de Hacienda prepara un cambio en el impuesto de matriculación y de circulación. Consistirá, básicamente, en penalizar a los vehículos antiguos, siempre con la excusa de que son los más contaminantes. La maniobra se incluye dentro del Marco Estratégico de Energía y Clima del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico. En España, la edad media del parque es de doce años.
Además, partir de 2023, será obligatoria la delimitación de las zonas de bajas emisiones, con acceso limitado de aquellos vehículos más contaminantes en los núcleos de población con más de 50.000 habitantes. Esto se combinará con los Planes de Movilidad Urbana Sostenible, por parte de las entidades locales, y los Planes de Transporte al Trabajo, de la mano de las empresas.
Además, el borrador actualizado del PNIEC incluye la implementación de medidas orientadas a impulsar la expansión del vehículo eléctrico. En tres años, cree el Gobierno Sánchez que el parque circulante de modelos de este tipo se situará en cinco millones de unidades en España, una cifra desorbitada que es imposible cumplir, pero recordemos que en la época de Zapatero, Miguel Sebastián, ministro de industria en aquel momento, ya predijo que en 2020 circularían 1 millón y hoy día apenas son 30 mil los coches eléctricos que “descontaminan” nuestras ciudades y carreteras…
La portavoz del Gobierno y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, también ha adelantado sus intenciones de subir el impuesto al diésel. La ministra se excusa en que España está por debajo de la presión fiscal en Europa y, por tanto, su sistema tiene margen suficiente para buscar nuevas figuras impositivas. Según Montero, debe de haber un desarrollo de la política fiscal verde que permita acompañar al sector productivo para lograr una economía neutra en carbono, bajo la visión de que la fiscalidad es una herramienta, no un fin en sí mismo.
Pedro Sánchez ya anunció en enero de 2019, de cara a la primera campaña electoral del año, la del 28 de abril, su intención de elevar en 3,8 céntimos la carga impositiva del diésel para recaudar en torno a 670 millones de euros. Ahora, la ministra confirma esta vía al asegurar que hay margen para incrementar la presión fiscal. Y mientras tanto ellos viajando en Falcón y disfrutando de fines de semana pagados por todos.