Pedro Sánchez dijo en enero, tras un encuentro en la cumbre de Davos, que el mantenimiento del empleo en la planta de Nissan Barcelona estaba garantizado, pero como todo lo que dice el presidente, era mentira. La compañía japonesa ha comunicado esta mañana de forma oficial al Ministerio de Industria, Comercio y Turismo su decisión de poner fin a su presencia en Cataluña, donde opera una planta de producción de vehículos en Barcelona, así como una planta de prensado en Montcada i Rexac (Barcelona) y un centro de logística y otro de desarrollo en El Prat De Llobregat (Barcelona).
El fabricante japonés de automóviles Nissan, como parte de su nuevo plan estratégico a medio plazo, ha decidido cerrar su planta de producción de Barcelona, lo que supondrá el recorte de los cerca de 3.000 puestos de trabajo directos con los que cuenta la instalación.
Este anuncio se produce después de semanas de rumores de cierre de la instalación catalana, cuya plantilla estaba en huelga desde el pasado 4 de mayo, y supone una medida que se enmarca en el nuevo plan estratégico de la empresa, que contempla una reducción de su fuerza de trabajo global de alrededor de 20.000 personas, el 15% del total.
Perdida de actividad industrial
El Ministerio de Industria, Comercio y Turismo ha lamentado la decisión de la compañía japonesa Nissan de dar por finalizada su presencia en Cataluña y ha propuesto la creación de un grupo de trabajo para estudiar «escenarios alternativos» que garanticen la continuidad de la actividad industrial, una utopía ante las tensiones sindicales e independentistas existentes.
Desde el departamento que dirige Reyes Maroto señalaron que la compañía le comunicó «a primera hora de esta mañana» su decisión respecto a su actividad en Cataluña, lo que significa a medio plazo el cierre de las instalaciones.
El Gobierno considera que la continuidad de la planta de Barcelona es posible, tal y como recoge el plan de viabilidad que presentó el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo hace unos meses en colaboración con la Generalitat de Cataluña, el Ayuntamiento de Barcelona y el Consorcio Zona Franca.
Asimismo, destaca que la continuidad de la factoría de Barcelona «tiene sentido económico» para la compañía japonesa, puesto que el coste de cerrar la fábrica podría superar los 1.000 millones de euros, mientras que la adjudicación de un modelo eléctrico requeriría de ‘solo’ 300 millones de euros.
Por su parte, la vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño, ha mostrado su malestar por esta decisión y ha asegurado que desde el Ejecutivo trabajarán para encauzar este proceso y buscar una solución alternativa. «Creemos que es una planta que tiene sentido estratégico, porque se trata de la única de Nissan en Europa. Cerrar esta planta representa una decisión estratégica de gran calado para Nissan», ha explicado la ministra.