Según Turismo de Castilla-La Mancha, es una de las plazas más pintorescas y reconocibles, emblema del barroco popular del siglo XVII. Diseñada para cumplir una doble función, la puramente urbanística como centro de la vida de la población y la de plaza de toros. Una de sus tres puertas era, además de acceso, callejón de toriles.