Toledo, conocida como la Jerusalén de Occidente, se transforma también en Belén durante el periodo navideño, añadiendo nuevos motivos para pasear por sus calles, monumentos, iglesias, conventos y edificios institucionales que se llenan de variopintas representaciones del nacimiento de Jesús en un establo. Unas representaciones que debemos a San Francisco de Asís, quien en el siglo XIII realizó el primer belén en Greccio, Italia, con el fin de evangelizar a través de una escenificación visual del misterio de la Navidad.
Uno de los belenes más originales de este año es, sin duda, el expuesto en el Colegio Oficial de Aparejadores, Arquitectos Técnicos e Ingenieros de Edificación de Toledo. Diseñado por Mario García, arquitecto técnico, destaca por su carácter distópico al mezclar figuras tradicionales con personajes sacados de series y películas de ficción. “Es un Belén también distinto porque lo que pretende es que el espectador sea partícipe de las escenas que discurren en el interior de los edificios y a una altura que quizá los niños se vean en ese escenario casi real”, explica Mario García.
Este proyecto, desarrollado durante más de una década, combina edificios a escala realista y figuras que mezclan lo tradicional con referencias contemporáneas. Entre ellas se encuentran personajes icónicos como Gandalf, Tyrion Lannister o el Manneken Pis. Este angelote bruselense no ha dudado en dejar la capital de Europa para pasar unos días en la ciudad de las Tres Culturas.
Un detalle especialmente llamativo de este belén es que el niño Jesús no está acostado en el pesebre, sino en los brazos de San José, quien disfruta de su paternidad. Un guiño que subraya la importancia de los roles compartidos en el entorno familiar y la importancia de la conciliación
La parte arquitectónica del montaje también tiene un peso relevante. “Los edificios tienen una estructura realista”, comenta Mario García, quien combina su profesión con su pasión por las maquetas y los dioramas. El montaje actual tiene cinco metros de largo por dos de ancho, aunque su diseño modular permitiría expandirlo a otras dimensiones.
La exposición tiene un carácter solidario, ya que los fondos recaudados con el donativo de la entrada que cuesta un euro se destinarán a Cáritas. El horario es de once a dos y de cinco a ocho de la tarde.
Ermita de la Virgen de la Estrella
Otra parada obligada en la ruta de los belenes del Casco histórico es la ermita de la Virgen de la Estrella. Este año su espectacular propuesta está ambientada en el barrio toledano de Santa Bárbara. Su reconocible estación neomudéjar y el palacio de Galiana en Huerta del Rey, convertido en el palacio de Herodes, son también protagonistas de este monumental nacimiento al que no le falta detalle. Incluso la reja de Julio Pascual que situada en el cerramiento exterior de este edificio declarado Bien de Interés Cultural aparece perfectamente reproducida. El belén no se olvida del río Tajo por el que discurre un considerable y cristalino caudal de agua
-algo que lamentablemente no sucede en la realidad- ni de sus huertas, hechas con plantones naturales.
Belén de la catedral
Pero si hablamos de belenes monumentales ese es el del interior de la catedral de Toledo, obra del reconocido escultor y belenista José Luis Mayo. Se trata de un belén tradicional de unos veinticinco metros cuadrados de superficie en cuyo montaje se utilizan materiales naturales como el corcho y el musgo. Está ubicado frente a la figura de San Cristóbal, en el lateral sur de la Catedral. El lugar elegido como emplazamiento permite circular alrededor de él y disfrutar de todas sus escenas y perspectivas. Diseñado para evocar los recuerdos de los belenes familiares, el montaje busca conectar tanto a niños como a mayores con la tradición y el mensaje de la Navidad.
Los belenes son también una buena excusa para visitar los conventos de la ciudad. La ruta, por tanto, continúa por el convento de Santa Isabel de los Reyes, situado a poca distancia de la Catedral, en el antiguo barrio de los tintoreros. El belén, en cuya instalación ha trabajado una monja durante varias semanas, está situado en la iglesia de San Antolín, reconvertida ahora en iglesia conventual. Durante varias semanas una monja de clausura se ha encargo de montar un belén de grandes dimensiones al que tampoco le falta detalle.
Y de convento en convento, la propuesta sigue por el instalado por el Ayuntamiento en el porche exterior del convento de Santo Domingo el Real, situado en la zona de los Cobertizos, cuyo paseo también es obligado. El belén de la plaza de Zocodover y el situado en las Casas Consistoriales son otras de las propuestas. Si aún nos hemos quedado con ganas de conocer otros belenes, el de la parroquia de San Juan de la Cruz, situada en el barrio de Buenavista o el de ganchillo del Hospital de Parapléjicos, elaborado por la Asociación 'Tejiendo Toledo' también son digno de mención. Pero la oferta, sin duda, es tan variada y diversa que podemos decir, parafraseando a José María Gómez que Toledo es el mejor belén.