El principal problema de Castilla-La Mancha con el vino es que tenemos de sobra. Sobran miles de hectáreas de vid en el campo y sobran miles de hectólitros de vino en las bodegas. Y sin embargo, es difícil encontrar cultivos alternativos en muchos de los espacios ocupados por los viñedos y mucho más sacar al mercado toda la producción de vino con precios sostenibles para el viticultor y el bodeguero, y ahí está la guerra de todos los otoños en Valdepeñas para demostrarlo.
Desde hace años las esperanzas de viticultores y bodegueros se han puesto en la producción de vinos de calidad, en las garantías que los consejos reguladores de las denominaciones de origen dan al consumidor, y en el logro de nuevos mercados, pero el problema es estructural y por muy buen vino que prometas y produzcas sigue sobrando un río almacenado. La calidad que han conseguido muchos de los vinos de la tierra no garantizan ni su venta ni su rentabilidad.
Pero en el sector, mientras unos se rinden otros intentan perseverar en una labor que a veces tiene la apariencia de un sueño y otras de una pesadilla. Por inventar que no quede, porque ahora al hilo de que cualquier alimento debe ser ecológico, vegano y biodinámico, unos pocos bodegueros, no solo de la región, sino de toda España, intentan vender el vino con la etiqueta de “natural” y no será este cura quien les niegue el derecho a buscarse el jornal como bien puedan.
Y es que lo de vino natural lo lleva oyendo uno toda la vida de los vinos de pitarra artesanales que se gastan por tierras como La Jara y que a uno la verdad no le entusiasman ni mucho menos. Hacer vino como lo hizo Noe no tiene ni mérito ni valor añadido, porque en el vino, como en cualquier alimento que entra al cuerpo lo que cuenta es la calidad en el color, olor y sabor y me temo, como mucha gente del sector que lo de natural es un término engañoso y de difícil regulación.
En la fabricación la maduración y la conservación del vino, lo natural es la “química” y la forma en la que el hombre es capaz de dominarla para crear un producto redondo. Sin el conocimiento y la intervención de la inteligencia humana en el proceso el vino es un absurdo. Los vinos de calidad se obtienen con técnicas, equipos y control en la bodega y no hay otro camino. Lo de vinos naturales es un invento que me temo, tampoco servirá para vender mejor y más vino.