Debe ser el cambio climático o las altas temperaturas, pero llevamos tiempo sufriendo y padeciendo una canícula sin precedentes, no en este verano, que también especialmente, hace varios y de manera continuada, pero canícula que todos sabemos, causa fiebre, desorientación, y en casos extremos alucinaciones, pero canícula al fin y al cabo. Y como parece que todos estemos inmersos en este acaloramiento impuesto, no sólo por la temperatura sino por las posturas, debemos diferenciar entre lo que calienta para enfriar, lo que calienta para despistar, lo que calienta para calentar, pero sobre todo, para que no nos afecte, lo que debemos recordar son las recomendaciones para estos casos, resguardarse del sol y no dejar que la canícula nos caliente.
Cuestión difícil hoy día en España, ya que no puedo poner el aire acondicionado, porque si hace calor, durante el día, me sale más cara la luz que el aire, y por la noche, si lo pongo, me levanto tal “frigopié”, que sumado a lavavajillas, plancha y lavadora, agradezco me hagan sentir protagonista de la obra “La vida es sueño”, de Calderón de la Barca, y no como Matria, definición que es originaria de Plutarco, griego, y no de Unamuno, que literaria y poéticamente, no institucionalmente, la adoptó.
Y hablando de canículas, y de la desorientación que provoca y en la que estamos instaurados, quiero empezar precisamente por la controversia generada sobre cambiar “Patria” por “Matria”. Yo sólo puedo hablar personalmente, pero nunca nadie me preguntó por mi “Patria”, mi nacionalidad en todo caso, y cuando he debido hacerlo, porque así he querido expresarlo, una o dos veces en toda mi vida, he dicho mi “madre patria”.
Y si alguien me hubiera preguntado, para conocimiento de algún, alguna, o algune, hubiese dicho que mi “Matria” se llama Ana, la que se ha preocupado trabajando a destajo para que yo pudiera nacer en un hospital público, no haya pagado luz mientras dependía de ella, agua, me haya alimentado, pagado los estudios, con sus impuestos, querido, acompañado, arropado, comprendido, defendido y mil cosas más. Igual que mi padre, pero es cierto, madre sólo hay una, como se dice coloquialmente, y eso hay que merecerlo, no sólo atribuírselo para sacar votos.
Cuándo ustedes, politicuchos, se ganen el honor de que los llame “Matria” avísenme, mientras tanto, cállense la boca y procuren en vez de alzar la temperatura en beneficio propio, procuren el bienestar de sus ciudadanos, pagar los ERTES, la luz, conseguir trabajo a todos, los jóvenes y los que se han quedado sin él, conseguir para sus hijos, e hijas, una vida digna, entonces, y mucho os faltaría por hacer, os llamaré “ Matria”, mientras tanto, y como han demostrado, sigan en su “Caniculatria `política”, así les irá.