Hace unos días terminaba en Tele 5 el Reality ‘Supervivientes’. Un programa en el que un grupo de hombres y mujeres deben hacer gala de sus dotes para sobrevivir en un entorno “supuestamente” primario, en el que pasan hambre y calamidades, superando todo tipo de pruebas. El objetivo sería salir adelante fomentando la buena convivencia entre ellos y valores como la solidaridad y el trabajo en equipo, para así poder alzarse ganadores: un sustancioso premio (200.000 euros) que recaería en quien mejor hubiera llevado a cabo esta labor.
Pero miren por dónde, generando la consiguiente polémica, se proclama “ganadora” quien ha traicionado a sus “amigos”, quien ha robado comida a sus compañeros (incluida a la que decía era su mejor amiga), sin ningún escrúpulo. Ha ganado quien ha mentido, quien ha hecho trampas en los juegos, y quien ha traicionado, y quien no le ha dolido prendas en seguir utilizando el nombre de los hijos de su marido como suyos propios, y de seguir “intentando humillar” a quien sufrió durante más de 20 años el “acoso y derribo” por parte de su marido y de ella misma, con una malísima interpretación de última hora con lágrimas incluidas y rodilla en el suelo. Faltó escucharla clamar… ¡A Dios pongo por testigo!
Y una, que es reflexiva… no puede evitar levantar los ojos de la pantalla y relacionar todo este ‘embrollo’ con el Gobierno de España.
Porque ganó el Gobierno y el “reality” quien llegó con mentiras, (igual que ella). Decía el presidente de cuyo nombre no quiero acordarme, que no pactaría y que no iba a gobernar con Podemos, ni con los separatistas, ni concedería beneficios a los proetarras, ya saben: ”donde dije digo… digo Diego”. Traicionaron a la buena gente Vs. España, igual que ella, mostrando una cara y actuando con otra (igual que ella), mintiendo en “la no” subida de impuestos, la luz, pago de carreteras, pésima gestión de la pandemia…, en definitiva, vendiendo humo, igual que ella, y un sinfín de paralelismos que nos conducen a las interminables trampas y engaños que producen algunos efectos irreparables. Increíblemente es lo que votó “supuestamente” la audiencia, pero está claro que de ninguna manera a este Gobierno lo “votó España”.
Pero especialmente chirría todo esto, porque nosotros somos un pueblo de valores -lo hemos demostrado durante siglos-, solidarios, empáticos, pacientes y agradecidos, sabemos y podemos perdonar, somos humildes y amamos a nuestra tierra, a nuestra gente, a nuestras familias y amigos como un tesoro y un valor que protegemos.
Frente a todo ello, y en base a muchas de las cosas que están sucediendo, cabe preguntarse entonces, ¿qué nos está pasando? Prima el insulto, la falsedad, la deslealtad, el engaño, tanto en el Gobierno como en la telebasura, al final la similitud es preocupante. Pero ¿dónde nos lleva todo este cambalache?
Llámenme ilusa, pero tengo claro que en breve vamos a recobrar el paso perdido.
Aure Hormaechea. Psicopedagoga y concejala del PP en el Ayuntamiento de Azuqueca