Señoras, señores, una semana de paz nos queda en la ciudad. No hemos enterrado todavía a los muertos, ni a los de la DANA ni a los que velamos en los cementerios, cuando ya nos están encendiendo, en noviembre, las luces de Navidad. El niño Jesús nace el 25 de diciembre, pero cada año el parto se alarga más. Villancicos, a todo trapo al estilo de los mejores tiempos del "Disco Ibiza Loco Mía" y luces versión led. Sé que me van a decir que me adelanto, pero con lo anunciado ya les digo cómo vienen las próximas semanas en Toledo, por ejemplo.
- Los atascos, no los del Polígono que son perennes, sino los atascos en el Casco Histórico están asegurados del 22 de noviembre al 7 de enero (si me equivoco, luego me dan una colleja). Además, transeúntes por encima de nuestras posibilidades. En el Casco de Toledo, afortunadamente, vive gente, que en diciembre no sé cómo se lo monta porque el tráfico de peatones en insostenible. Que hay gente que no puede ni entrar en el portal de su casa.
- Exceso de mercadillos, que está muy bien poner cosas navideñas que son un atractivo turístico y económico, pero montar casetas en medio de monumentos, de puentes que son patrimonio de la Humanidad, o arcos de luces estilo feria de abril, o mercados medievales... ¿Tenemos que ponerlo todo? ¿No podemos ser elegantes y coger una línea concreta de actuación? Como cuando pones tu casa en dorados, o en rojos, pero no en todos los colores a la vez.
- Las luces, vaya que vaya, excesivo en algunos puntos y negro como el carbón en otros, pero ¿lo de montar una gran bola en Zocodover? ¿Y meterle decibelios, en definitiva, ruido, en dos o tres sesiones diarias? Pues no lo veo. Resulta que tenemos una ciudad que luce sola. Quizá nos podríamos plantear que no nos hace falta parecernos a Vigo ni a Torrejón, que lo nuestro debería ser vestir nuestros monumentos más emblemáticos para que destaquen más en estas fechas, no taparlos con adornos de quita y pon, por muy grandes que sean.
A mí cuando me dijeron lo de la gran bola de Toledo no sabía si se referían a alguna de nuestras insignes toledanas o a la gran mentira de la ciudad, habría que rebuscar para ver cual es la más grande. Pero no, se referían a un "macro adorno" navideño que ocupará media plaza de Zocodover. Oye, si este año la ven pequeña, el año que viene igual la pueden montar en Puy du Fou y llevarnos hasta allí en autobuses gratis. En fin. Me llamo Ángeles, y aunque me gusta la Navidad, estos son mis demonios.