Nada puede ser igual después de la tragedia de Valencia. Está claro que, si se ha producido algo tan grave, con más de doscientos muertos una vez en pleno siglo XXI, se volverá a repetir otra vez si no se hace nada. Ochenta y tres municipios afectados con una población de más de doscientas mil personas siguen corriendo un peligro que no se resolverá dejando las cosas como estaban. En el sur de Valencia, la reconstrucción no puede llevarse a cabo pretendiendo simplemente volver a la situación anterior. Está claro que lo primero es asegurar a la población que ha visto desaparecer en las aguas casi todo lo que tenían sus medios de vida, pero también que sería una temeridad pretender volver a la situación existente en octubre del dos mil veinticuatro. Sería una temeridad.

Uno no ha oído hasta ahora a nadie que haya planteado una planificación que evite en el futuro lo que se ha vivido en estos días. Se habla del Barranco del Poyo como el origen, pero no de las soluciones, y si son posibles, porque también está claro que las gotas frías se volverán a repetir y toda el área que hemos visto inundada seguirá siendo después de cualquier reconstrucción tierra inundable. Aunque se habla del esfuerzo y el tiempo que costará volver a la "normalidad", lo más difícil será asegurar que a pesar de las DANAS, que con toda seguridad volverán a amenazar la vida de sus habitantes un otoño sí y otra primavera también, lo de este octubre no se repita. En esto, los estudios de geógrafos y geólogos tienen que tener la última palabra para que las soluciones, si no definitivas, porque la naturaleza a veces tiene leyes que no se encuentran en ningún código humano, al menos nos parezcan definitivas a esta generación.

Pero, al lado de la tragedia valenciana, otras como la vivida en Letur, en nuestra región, han aparecido en el horizonte vital de muchas poblaciones y asentamientos humanos donde se es consciente de que los cauces de agua, por muy abandonados que aparezcan, nunca renuncian a las escrituras de propiedad.

A lo largo de todo el territorio español se hace memoria en estos días de zonas inundables que no han sido respetadas y a las que se debería dar solución dentro de un verdadero Plan Hidrológico Nacional, algo que en la España invertebrada de las autonomías tiene difícil solución mientras las fuerzas centrífugas que rigen la política nacional sigan manteniendo la última palabra en cualquier decisión transcendental para todos.

Además del área sur de Valencia, ¿cuántos Letur?