Page se desmarca de la foto de la genuflexión del PSOE ante Sánchez y se marcha del aplauso final
Será otro ladrillo en el muro, ya gigantesco, de la íntima enemistad que se profesan Pedro Sánchez y Emiliano Garcia-Page. El presidente de Castilla-La Mancha y secretario regional del PSOE no quiere, ni por asomo, estar en la foto de la genuflexión a Sánchez que este domingo veremos en el cierre del Congreso Federal de Sevilla y, salvo giro de última hora, tiene previsto largarse de la ovación final.
El mundo alrededor se ha vuelto triste y no le apetece a Page asistir al último episodio de la abducción del PSOE que está culminando el sanchismo ni ser testigo directo de la rendida entrega de su partido al régimen que perpetra las capitulaciones definitivas. Ya tiene una edad para andarse con zarandajas y, sobre todo, una carrera hecha que le permite darse estos lujos no aptos para nutrir el abrevadero.
Así que, según cuentan desde su entorno y ha publicado EL ESPAÑOL, Page no se quedará al discurso de Sánchez y evitará una foto que tendría un espacio garantizado en los grandes medios: todos en pie aplaudiendo al secretario general en una cerrada ovación y él solito, el pobre, sentado de brazos cruzados y con cara de póker. Una vida entregada al PSOE para esto.
De tal guisa que la foto será la silla vacía de Page. También de Javier Lambán, los penúltimos disidentes. No creo que este detalle del presidente castellano-manchego sea postureo o impostación teatralizada, o al menos no más de lo estrictamente necesario, sino la honesta reafirmación de una forma de pensamiento crítico y un modo de mirarse a sí mismo y al PSOE. De frente y con dignidad.
Un PSOE, por cierto, en fase de desaparición existencial bajo la bota colonizadora de una desmedida ambición de poder y un régimen que moralmente está descompuesto. Page tiene ya una edad y un recorrido y se remueve de mala manera en un partido que, esencialmente, ya no es el suyo y que, por si fuera poco, huele a corrupción hasta las trancas.
Así que la decisión está clara: corren malos tiempos para la lírica y, ahora sí, es mucho mejor moverse y no salir en la foto. Al menos, en esta foto.