Paco Núñez ha estado en Madrid en un foro del ABC y ha dejado uno de esos titulares que tanto se agradece en el periodismo de hoy. Nadie puede acusar a los gabinetes de comunicación de los políticos de no hacer bien su trabajo. Si alguien va a un foro periodístico, lo suyo es que deje un puñado de titulares donde elegir y, en este caso, lo de los dos caminos distintos de Pedro Sánchez y Emiliano García-Page que llevan al mismo sitio ha dado juego. Otra cosa es que el titular llegue a quien tiene que llegar, que no es otro que el cuerpo electoral de Castilla-La Mancha.

La verdad es que Paco Núñez tiene una papeleta muy difícil. Se enfrenta al único socialista con mayoría absoluta y que mantiene una proyección regional y nacional a la altura de muy pocos. Uno duda de que el discurso en el que el aspirante popular iguala en medios, fines y objetivos a Page y el secretario general de su partido acabe calando en su electorado natural, que por otra parte no es otro que el que con la variante de mirar hacia la derecha o la izquierda tiene presente siempre al centro y la vocación de mayoría.

Me temo que el esfuerzo que Núñez lleva realizando durante todos estos años, no cale en ese pretendido huidizo que es el cuerpo electoral. Lo de los caminos distintos que acaban en el mismo lugar uno lo encuentra tan entusiasta como baldío, y tan fuera de cacho como aquel discurso tantas veces repetido por Julio Anguita de las dos orillas, con el que una y otra vez se estrelló contra la dura realidad.

Alguien me dirá que cuando uno está en la oposición lo que debe hacer, antes de nada, es ejercer como tal y tratar continuamente de poner al poder enfrente de todas sus contradicciones, y en eso Paco Núñez no para. Otra cosa es que esa táctica acabe dando sus frutos ante un oponente que siempre da la impresión de que tiene mucho más claro a qué juega.

Ahora que andan los dos grandes partidos metidos, o al menos eso dicen, en la reforma del Estatuto de Castilla-La Mancha, seguro que a más de uno de los que rodean al aspirante Paco Núñez se le ha venido a la memoria el error, el gran error, que fue dejarse llevar al huerto por Page apenas aterrizado en la Presidencia regional, con la eliminación de la limitación de mandatos. Seguro que conmigo, hoy, hay alguien que piensa que aquello no se le hubiera ocurrido mejor al que asó la manteca.