El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, participó el sábado de la inocentada que Antena 3 gastó a sus espectadores. En el telediario de Matías Prats y Mónica Carrillo, se dijo que Toledo quería volver a ser la capital de España y que Page lo había solicitado formalmente desde el Palacio de Fuensalida, una de las residencias de Carlos V y su esposa. El vídeo no tiene desperdicio y se ve a Emiliano con la sonrisa más pícara diciendo que ya fue Toledo capital un par de ocasiones, una con los visigodos y otra en la época del Imperio. Para redondear la actuación, cuando se desveló la inocentada, echó tres o cuatro piropos retrecheros a Madrid que ni la propia Isabel Díaz Ayuso. Page, que es listo, sabe que Madrid vende en la Mancha y su presidenta también.

Como dicen en los pueblos, no fuera malo que Toledo recuperase la capitalidad de España. Quizás así se rompiese el scalextric que Óscar Puente plantea para la ciudad con su trazado del AVE. Si por alguien lo siento es por los talaveranos y extremeños, que tienen un tren infausto, pero aceptar según qué cálculos, medidas y proporciones en una ciudad Patrimonio de la Humanidad no tiene sentido. Si por la Vega Baja se formó la que se lio, qué no debe ocurrir con este rally perpetrado por el ministro de en medio. Óscar se ha revelado como un puente hacia ninguna parte, a mitad de camino entre la gresca y la flema, según conviene. Creyó relevar al jefe cuando Valencia y Paiporta y se vistió mono de hombre de Estado, pero su destino no le marca ni le indica otra cosa que la mamporra de la máquina del fango. Ya lo demostró siendo alcalde de Valladolid, cuando se vistió de hooligan pucelano dándole a nuestro Alberola. Allá Puente con sus corrientes, pero lo que parece claro es que Page ya ha encontrado sus Hoces del Cabriel como Bono lo hizo con Borrell.

A Toledo no le hace falta la capitalidad porque ya la tiene de facto. Ninguna ciudad de España atesora tanta cultura entre sus muros y paredes porque la Historia la marcó con sus designios. Marañón lo sabe bien e hizo un Greco inmejorable, a partir del cual la ciudad comenzó a subir peldaños y creerse lo que es hoy, un lugar asombroso para visitar y vivir. Así pues, que Page reclame la capitalidad como toledano de Alfileritos está muy bien. Sólo le hubiera faltado que Charly (Velázquez) apareciese a su lado refrendando la moción. Igual que Molina y Bono, Page y Velázquez se llevan genial. El tiempo dirá y determinará. Toledo, capital de España, no se merece un tren de juguete. Para juguete, la Barbiegoña. Esa nos mola más.