He dudado mucho sobre la idoneidad de escribir este artículo de opinión sobre Laura Yustres, conocida por unos pocos como Lalachus y sí, digo conocida por unos pocos y no por todos, porque yo la descubrí unos días antes de las campanadas.

Dicen que es actriz y humorista aunque maldita la gracia que me ha hecho, pero sin lugar a dudas sí es una provocadora que quiso su minuto de gloria en las campanadas con la famosa falta de respeto al Corazón de Jesús en particular y al cristianismo en general.

Durante los últimos años hemos martirizado e intentado cambiar muchos comportamientos y expresiones porque heríamos sentimientos. Hemos vetado a los humoristas que hacían chistes de homosexuales y de tartamudos, ¡por Dios!, hasta hemos criticado los chistes de Lepe, la “brutalidad” de los vascos y lo “tacaño” de los catalanes, pero no pasa nada si pisoteamos nuestras convicciones religiosas y escupimos en emblemas de nuestro país.

No pasa nada si ofendemos a personas cristianas o nos sonamos los mocos con la bandera de España porque seguramente pensarán que eso es cosa de fachas. ¡Ya está bien! No se puede tolerar tanta provocación que sólo conduce a dividir España.

Esto no es libertad de expresión, es sólo avivar las diferencias y no todo lo que nos une. Ninguno de estos provocadores ha respondido a la pregunta que todos nos hacemos. ¿Por qué no sacó a Alá o a Buda?, ¿es más de izquierdas ser musulmán o budista?, o sencillamente no hay valor para hacerlo. Si realmente fuera humor, nos podríamos reír todos si hacemos el chiste extensivo a otros credos, pero parece que sólo hace gracias si ofendemos a los cristianos. Y sí, sacar una vaquilla con el Sagrado Corazón de Jesús es una provocación y un bochorno, además de una estupidez.

La famosa estampita no es humor, cuando TV3 se burla de la Virgen del Rocío, no es humor y cuando Dani Mateo se suena los mocos con la bandera de España, tampoco es humor, es una falta de respeto absoluta.

Les dejo una reflexión que compartió conmigo uno de los representantes de la Iglesia Cristiana más importantes de España. Recordaba que en un viaje a Marruecos le aconsejaron introducir dentro de la camisa la cruz que llevaba colgada del cuello porque podrían sentirse incómodos nuestros vecinos del sur. ¿Imaginan qué ocurriría si lo hiciéramos a la inversa en España?

Lo que pasó durante las campanadas no fue ni libertad de expresión ni humor, fue una simple falta de respeto que han convertido la provocación en su oficio y especialistas en tener piel sensible cuando reciben críticas por lo que han hecho alegando, eso sí, que se trata de “cuatro fachas”.

Entrelíneas y puestos a decir lo que cada uno piensa, dentro de mi libertad de expresión, diré que sólo los mediocres necesitan provocar para seguir ampliando su minuto de gloria, los ignorantes a buscar escusas para los primeros y los verdaderamente grandes a trabajar para mejorar su entorno y no para dividir creyéndose graciosos. ¡Qué pena de país!