Pintan bastos en la política española en 2025. Empieza el año muy revuelto para el régimen de Pedro Sánchez, con un complicado horizonte judicial y parlamentario que cercará al gobierno socialista, y ese golpe de viento en el ruedo nacional lo esta acusando, o al menos lo parece, el presidente socialista de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, perfilado inusualmente a la baja en las encuestas de arranque de la temporada. Parecía Castilla-La Mancha una isla tipo oasis en el desierto socialista, pero algo podría estar dándose la vuelta. 

Y es que el sanchismo, que acumula casos de corrupción y tics crecientemente autocráticos, ha llevado al PSOE a mínimos históricos y el cuadro demoscópico de estos días se presenta muy favorable para el popular Alberto Núñez Feijóo, que formaría gobierno si este martes por la mañana hubiera elecciones generales en España, que ni las hay ni se las espera, por mucho que millones de españoles las deseen. La duda está en si Page tendría cuerda más allá de Sánchez o si, por el contrario, Sánchez arrasará y se llevará todo por delante en el PSOE, también a Page.

El huracán, en todo caso, tendría repercusión directa en Castilla-La Mancha, donde el compañero Emiliano, incluso siendo el líder socialista mejor valorado y el más popular en toda España, anda perdiendo fuelle electoral en los sondeos. Sánchez desgasta a Page, igual que a todos los demás en el PSOE, o a lo peor se trata simplemente de que una parte cada vez mayor de la sociedad castellano-manchega ha empezado a hartarse de que las palabras no vengan secundadas por los hechos. Es decir, que vayan pasando estos largos siglos de pedrisco y todo siga igual.

El caso es que, por muy antisanchista que Page sea, que lo es, el PSOE de Castilla-La Mancha está perfectamente enganchado al engranaje de Ferraz y la Moncloa, y esa triste costumbre adictiva empieza a pasar factura a los socialistas de la región, que según las encuestas de estos días, y la de El Español es muy elocuente, caerían en número de escaños exactamente a la mitad que la derecha en unas generales: la suma del PP y Vox daría 14 diputados, a razón de 10 más 4, frente a los 7 del PSOE, uno menos que en las elecciones de 2023.

No es que sea una caída abrumadora e insalvable, pero sí parece una tendencia cada vez más acusada en toda España, y tal vez Page haría bien en darle una pensada y no ir de invencible por la vida. Torres más altas han caído. De hecho, la única encuesta de estos días con carácter autonómico, y centrada en Castilla-La Mancha, que es la de NC Report para La Razón, apunta con claridad a una caída electoral de Page y la pérdida de la Junta de Comunidades para el PSOE, aún siendo todavía el partido más votado. "El desgaste nacional del PSOE hiere ya a Page ante las urnas", titula significativamente el citado rotativo.

Así que los datos hablan solitos: 15 escaños para el PSOE de Page en las Cortes castellano-manchegas frente a los 17 de las autonómicas de 2023, 14 para el PP, es decir, dos más que en las elecciones de hace un año y medio, y Vox se queda con los cuatro que darían la mayoría absoluta a la derecha. Cuidadito, o sea, por mucho que Sergio Gutiérrez, el número dos de Page en el PSOE regional, quiera simular que las encuestas no le importan, salvo las suyas propias o aquellas en las que los socialistas salen elegidos los más guapos de la clase.

No se olvide que García-Page ganó por la mínima en 2023 y estuvo a punto de perder el Gobierno de Castilla-La Mancha por un puñado de votos, un panorama muy ajustado en el que Sánchez puede ser el elemento tóxico y decisivo, a la baja, de una hipotética derrota socialista y un histórico desplome general del PSOE cuando llegue el momento. Con Castilla-La Mancha dentro: un pequeño movimiento demoscópico puede revolverlo todo.

Aunque, bien mirado, quedan más de dos años para las autonómicas de 2027 y ese es un mundo imponderable que, por mucho que estas encuestas le hagan feliz a Paco Núñez, superjefazo del PP castellano-manchego, resulta tan lejano e imprevisible que todo esto no deja de ser un simple entretenimiento de políticos, periodistas, tertulianos, plumillas y muy cafeteros en general. El futuro está por escribir y las encuestas, a vista de pájaro, no pasan de ser una fotito del momento para divertimento general. Lo que tenga que ser será y allá cada uno con sus nervioseos.