Por ahora todo suena bien en el mundo de Paco Núñez. La música y la letra. El joven y valiente líder del PP de Castilla-La Mancha ha demostrado en tan poco tiempo que es un tío con criterio personal y sin complejos: tiene sus propias ideas y una estrategia nueva y diferente sobre el camino a seguir de los populares castellano-manchegos y cómo debe ser su oposición al Gobierno socialista de Emiliano García-Page. Parece el de Paco Núñez un liderazgo inteligente y con personalidad y una forma de entender la política poco conocida en Castilla-La Mancha, o al menos alentadora de expectativas hacia todos los lados del tablero político regional. Núñez hace historia en el PP regional al abrir un nuevo e interesante modelo capaz de entender al otro y ejercer el contrapoder: apoyar al poder cuando lo hace bien y combatirlo cuando se desvía del camino que se entiende correcto. Su proyecto es positivo, dialogante, susceptible de acuerdos y puertas abiertas: rompe además con la época de María Dolores de Cospedal y deja a Ciudadanos en el limbo.
Paco Núñez ha digerido los resultados de las elecciones autonómicas y municipales de mayo y ha decidido frenar el tren de las embestidas para modular una oposición nueva capaz de ver rivales donde antes sólo veía enemigos. Los molinos de El Quijote mirados de otra manera y con perspectiva tranquila y de futuro: la política como el arte de lo posible y lo bueno. Los socialistas de Page por ahora están agradeciendo el gesto y han llegado a cometer un acto desconocido, o muy olvidado, en la vida pública castellano-manchega, con su punto también de estrategia picarona y de pura ratonería política: parecía imposible que el PSOE pudiera elogiar alguna vez al líder de los populares castellano-manchegos, pero así está empezando a ocurrir y este almíbar lleva probablemente implícita mucha reflexión y cautela para un Paco Núñez que, además, tiene todavía muchas guardias que hacer. Y en peores garitas.
La política de hombre tranquilo de Paco Núñez, tan admirable y bienintencionada, encierra por eso riesgos evidentes y peligros a la vista, y requiere por tanto de una dosis extra de inteligencia y cautela, más aún cuando tiene enfrente a un Partido Socialista que se las sabe todas, que es una máquina perfecta de acaparar el mundo y engullir rivales y que está liderada por un Page en el momento más brillante de toda su carrera, casi en estado de gracia y con capacidad para seguir volando mucho tiempo al más alto nivel. Núñez se ha puesto el guante de seda pero a ratos necesitará su mano de hierro y, en este contexto, siempre estará sometido a aquellas contingencias demoledoras de los tiempos de Pepe Bono en los que irremediablemente, del presidente de la Junta hacia abajo, todo era PSOE y régimen y una confusión general en la que siempre había un vencedor único capaz de rentabilizar él solito su reinado total. Los éxitos infinitos del Gran Abrazo, ahora con Page a los mandos.
Paco Núñez, en fin, está buscando su sitio en la política castellano-manchega. Ha emprendido un buen camino y ahora tendrá que reflexionar sobre la delgada línea roja. El talento que necesita para moverse en este filo arriesgado y no morir en el intento. Nadie dijo que la política tenga que ser un camino fácil y mucho menos desde la oposición. Page está pletórico y feliz, Núñez en transición.