GRAN FORMA POLÍTICA. Emiliano García-Page, el presidente socialista de Castilla-La Mancha, vive su momento políticamente más dulce y con todos los horizontes despejados. Su carrera ha sido siempre un continuum de estabilidad y éxitos, pero nunca como en este momento: ahora es Page quien proyecta la sombra de su poder y su gloria, y tiene muy bien amarrado presente y futuro. Líder y referente, y un tío con suerte. Su sobrada mayoría absoluta de mayo, épica en los temblorosos tiempos que corren, es la atalaya desde la que observar los caminos posibles bajo la tranquilidad de que, incluso en el más intrincado, ya no es viable un tono especialmente dramático. Su notable astucia es el resultado de una larga experiencia, dos o tres buenos maestros y una inteligencia esponjosa significativamente por encima de la media nacional en la vida pública, tan menesterosa y adolescente hoy en día. Este Page de 2019 es un viejo zorro político, sagaz y todavía hambriento, que ha llegado a la conclusión de que no es necesario poner límite a sus ambiciones pero tampoco morirse por ellas ni librar a toda costa batallas imposibles. Lo que tenga que ser será.
REFERENCIA SOCIALISTA. Su posición actual y sus resultados le han dado a Page una cierta vitola de referencia para un sector del PSOE. El más centrado, el de mayor equilibrio, el menos pedrosanchista. Ahí queda por un "por si acaso". Es evidente que con Sánchez en el poder, y si éste consigue la Moncloa en la repetición electoral de noviembre, el presidente de Castilla-La Mancha tendrá que seguir cómodamente agazapado en el Palacio de Fuensalida, que siempre es un gran refugio y un observatorio de primera fila, pero nadie sabe lo que puede pasar, ahora o más adelante, y las necesidades que los socialistas van a tener de tirar de su fondo de armario y recurrir a referentes de sentido común, moderación y constitucionalismo fuera de toda duda. Si Page ha goleado en una comunidad conservadora como Castilla-La Mancha, y lo ha hecho desde principios claros y necesariamente sintonizados con la inmensa mayoría de la región, eso significa que se trata de un líder de referencia al que no habrá que perder de vista y que, por tantas razones, puede tener proyección nacional. Que efectivamente la tenga algún día es algo que está por ver, según, cómo y dónde, pero la tiara de Page es una hipótesis razonable. Ya veremos.
CONTINUIDAD GARANTIZADA. Su primera gran jugada de la legislatura en Castilla-La Mancha, dándose garantía total de futuro a bote pronto y para arrancar el mandato, ha demostrado la habilidad política de Page y su voluntad tal vez de jugar todas las cartas posibles pero con el blindaje regional para protegerse de las inclemencias de cualquier gota fría que pudiera llegar, sombría y amenazante, sobre su carrera política. El pacto alcanzado por Page con el líder del PP castellano-manchego, Paco Núñez, para eliminar la limitación de mandatos del presidente de la Junta es la evidencia de que, en caso de asumir riesgos en algún tipo de aventura extramuros, siempre estará la opción de quedarse en casa si el frío de fuera se hace insoportable. La vida política de Page podrá tomar los caminos que sean pero la posibilidad de volver a presentarse a las siguientes autonómicas, e incluso ganarlas, pone mucha tranquilidad en el ambiente. Paco Núñez ha ganado un amigo con Page y, aunque esta moneda tenga dos caras con mucho peligro, el favor supongo que el líder socialista piensa tenerlo en cuenta. Pueden ocurrir muchas cosas, el mundo y la vida son siempre inestables y inciertos, pero los cielos por ahora están azules y la línea del horizonte mayormente despejada. Y así.