Milagros Tolón, alcaldesa de Toledo y todos los futuribles que uno pueda imaginarse, es un terremoto de actividad política. Y de pasión por la tierra. Pura intensidad. Pertenece a esa clase de dirigentes que, más allá de las opiniones y encontronazos que pueda suscitar, posee una presencia arrolladora y no tiene descanso más que en el trabajo. Toledo en el corazón y la vida pública a todo ritmo en la batalla cotidiana. Tolón ha recibido en vena el veneno de la política y está entregada a ello con una vehemencia que sólo veo yo en unos pocos casos en el ruedo castellano-manchego, siempre en esa clave enérgica que es puro entusiasmo. Exaltación, vitalidad. La alcaldesa tiene claro el horizonte y el correr de los días y está entregada en cuerpo y alma, ahora a esta maravillosa ciudad de Toledo que lleva por bandera y después a lo que tenga que llegar, si es que algo más tiene algún día que llegar. Eso ya se verá.
Así que Milagros Tolón no es una presa fácil para sus rivales políticos. La suya es una madera especial. Levanta ampollas y es difícil de combatir: la inspiración siempre le pilla trabajando. Entregarse cada día a la pasión de lo cotidiano, rendirse al mundo en la tarea y no sucumbir al día siguiente es una virtud que no todos pueden tener: en política suele suponer una ventaja sideral sobre el resto de la tribu, con frecuencia entretenida en las fruslerías del poder, esos momentos de vino y rosas que a muchos les hace perder la sensatez y el rumbo. Tolón parece que pisa el suelo al amanecer cada mañana y sabe por dónde anda, aunque a veces su fuerte carácter le despiste de la realidad y no termine de acertar en el lanzamiento de los dardos. Es lo que tiene el frenesí de la política, que en ocasiones se lleva por delante incluso a uno mismo, aunque la alcaldesa de Toledo supera de momento esta clase de guerrillas. Es inteligente y anda tocada de un espíritu de supervivencia que la impulsa cada día.
Llegados a este punto empiezo a intuir que esta segunda parte de la legislatura, hasta las próximas elecciones autonómicas y municipales, van a ser un camino mucho más claro y definido para Tolón. Tal vez ha tenido algún momento de confusión en los objetivos a lo largo de estos dos últimos años, pero una sensación personal me está diciendo que la alcaldesa de Toledo se ha marcado ya su horizonte con claridad y tiene fijado el sitio que quiere ocupar en la rueda política de la región. Vienen tiempos complicados y no parece buena idea remover más el río revuelto en el que se ha convertido la política en España, así que veo a Tolón, por el momento, con una mirada más toledana que nunca. Y todo lo que tenga que venir, vendrá.