Tercera entrega de los diarios de José Luis García Martín
Sigo leyendo a García Martín y anoto aquí algunas de sus muchas verdades y maldades. Al fin y al cabo buena parte de sus diarios son citas de sus lecturas. Es el caso del comienzo de esta tercera entrega: “La finalidad de un diario íntimo, lo dejó dicho Jardiel Poncela en alguno de sus admirables prólogos autobiográficos, es hablar bien de uno mismo y hablar mal de los demás; por lo primero le gusta al autor escribirlo y por lo segundo le gusta al público leerlo.
"Me temo que yo no hablo lo suficientemente bien de mí en estas páginas autobiográficas…” (Página 9)
Él mismo reconoce lo que debe a otros y no voy a ser yo el que le lleve la contraria y me apunte a su método de reescritura: “Como todas mis obras, Dicho y hecho ha sido escrito en colaboración: a menudo traduzco o reelaboro textos ajenos; cuando encuentro algo que dice de la mejor manera posible algo que yo quiero decir, me limito a traerlo a mis páginas con las pinzas de las comillas (y a veces incluso me olvido de las pinzas); muchos días dejo la voz a otros: fragmentos de cartas, conversaciones telefónicas más o menos fieles, monólogos que resumen una larga charla… Las fronteras entre lo vivido y lo leído se borran deliberadamente en estas páginas, que son solo el retrato de un hombre cuyas dos ocupaciones favoritas, casi sus dos únicas ocupaciones, son leer y enamorarse. ” (Páginas 10-11)
Porque cualquier lector de diarios no tiene otra que estar de acuerdo con García Martín, cuando dice: “Se ha definido a la novela como un saco donde cabe todo. La definición me parece que conviene mejor a los diarios, al menos a los diarios que a mí más me interesan. El diario es como el gimnasio en el que hacemos un rato de ejercicio todos los días para mantenernos en forma. Un comentario político alterna con una reflexión sobre el paso del tiempo, una greguería con un pequeño artículo de costumbres, un poema en prosa con un exabrupto sobre el crítico que no nos elogia tanto como creemos merecer, el boceto de una novela que nos gustaría escribir con la divertida confidencia sobre la vida sexual de algún personajillo. Un buen diario se puede abrir por cualquier página y siempre encontraremos algo que nos divierta, nos emocione o nos haga pensar.
"A mí me gusta publicar cuando la ocasión editorial lo permite, pequeñas muestras del diario, tomos de poco más de cien páginas…” (página 36)
“Los diarios que a mí me interesan, los que interesan al lector común, son literatura, literatura autobiográfica, pero literatura: en ellos no debe haber peso muerto, anotaciones que un día tuvieron quizá interés para el autor y que hoy no lo tienen para nadie.” (Página 176)
También no hay otra que darle la razón cuando habla de la literatura sin más: “A la literatura no le sienta demasiado bien la pedantería académica: se encuentra más a gusto entre cuatro amigos que charlan distendidamente en un café. Las sorpresas más agradables no nos las da nunca en las ordenadas bibliotecas universitarias, que suelen oler a exámenes y a oposiciones, sino en las librerías de saldo, en los dominicales puestos del Fontán, del Rastro, de San Telmo.” (Página 66)
No faltan, como en las anteriores entregas, opiniones de los otros sobre el autor: “Los enemigos siempre tienen mejor opinión de nosotros que los amigos. Le preguntan a Miguel Casado qué opina de mí: Un gran escritor satírico, con gran agudeza para entrar en los defectos y debilidades de los demás. ¡Qué amable! Me confunde con Clarín.” (Página 146)
“Me río mucho con tu diario –me escribe un amigo-, hay que ver cómo te lo pasas: todo el día enamorándote, desenamorándote, abandonado, feliz, arremetiéndote contra los que se meten contigo, metiéndote tú contra los que no se meten con nadie, tratando de intervenir en la campaña electoral (un mosquito que se enfrenta a un elefante), siempre inventándote historias para dar que hablar y nunca dando nada que hablar, me recuerdas a los personajes de “Lo que necesitas es amor”. El corazón ajeno es siempre un divertido espectáculo.
"He de aprender de mis lectores a no tomarme demasiado en serio.” (Página, 173)
En el listado de poetas damnificados, mención especial para Juan Malpartida (Páginas 15 y 16)
José Luis García Martín. Dicho y hecho. Diario 1992-1995. Editorial Renacimiento, 1995. 208 páginas. 8,5€.