Celia en la revolución. Elena Fortún.
Aunque sólo sea por el prólogo de Andrés Trapiello, cualquier lector con interés sobre la Guerra Civil encontrará en esta singular novela de Elena Fortún suficiente materia para justificar su lectura. Es verdad que a uno no le ha parecido una gran novela sino una novela de circunstancias, una novela de una testigo de los hechos y que da continuamente la impresión de estar desbordada por la abrumadora cantidad de sucesos que pretende narrar.
Es una novela singular porque no deja de ser una rareza el contemplar a la entrañable Celia, protagonista de la serie que hizo famosa y leída a su autora, metida de lleno en un escenario muy alejado de aquellas tramas amables de un mundo visto desde los ojos de una niña que crece frente al mundo adulto. Aquí queda poco resquicio para la ingenuidad. Es el Madrid asediado y revolucionario de la guerra. Pocas bromas. Lo dramático contamina todo lo demás. No hay Celia. Hay el testimonio de una mujer que pretende explicar un mundo que la desborda.
Dice Trapiello que “A sangre y fuego” de Manuel Chaves Nogales; "La revolución española vista por una republicana", de Clara Campoamor; "España sufre", de Morla Lynch; "Democracias destronadas", de José Castillejo y "Celia en la revolución", de Elena Fortún (los tres primeros publicados por Abelardo Linares en la editorial Renacimiento) “constituyen el corpus fundamental de lo que hemos dado en llamar la tercera España”, “la demócrata y liberal, republicana o no, que, como la carta de Poe, teníamos delante sin verla, víctimas como fuimos del viejo mito de las dos Españas, sostenido interesadamente por los autoritarios de una y otra parte, los fascistas por un lado y los comunistas y los demás por otro”.
Encarnación Aragoneses, alias Elena Fortún (Madrid, 1886-1952), había comenzado a publicar las aventuras de Celia en 1928, una niña madrileña que quería ser escritora y que convertiría a su autora en una escritora célebre y, paradójicamente, en el objeto del odio y los celos profesionales de su marido, el también escritor Eusebio de Gorbea. Y aquí hay que hacer mención a su condición de lesbiana, reconocida en el inédito hasta este año "Oculto sendero", también publicado por Renacimiento, que aporta la mayoría de las claves de una vida que fue común a muchas mujeres progresistas de la época, como señala Trapiello:
“Los testimonios personales de estas mujeres (María de Maeztu, María Rodrigo, Carmen Baroja, María Lejárraga) suelen ser tristísimos y hablan de la dificultad de sus luchas sociales, de la incomprensión de las gentes, empezando en muchos casos por la de sus propios maridos, que las hicieron infelices a casi todas ellas, de la soledad en que vivían y en el caso de las que eran lesbianas, de las penalidades que originaba su secreto… Elena Fortún no fue la excepción: ya el año 24 reconoce que habría tenido que separarse de Eusebio de Gorbea".
Ya digo, uno la ha leído antes como un testimonio personal sobre el ambiente del Madrid de la Guerra Civil que como la gran novela de la época que han visto algunos.
Elena Fortún. Celia en la revolución. Prologo de Andrés Trapiello. Ed. Renacimiento, 2016. 350 páginas. 20 €.