Raymond Chandler (Chicago, 1888- La Jolla, California, 1959) es considerado el gran maestro de la novela negra americana. Con apenas siete novelas, entre las que destacan 'El sueño eterno', 'Adiós muñeca', 'La dama del lago' y 'El largo adiós', marcó buena parte de los caminos del género. Su paso por Hollywood como guionista entre 1943 y 1950 le dio fama, dinero y un nombre en el mundo de la literatura por un estilo que dignificó el género.
En este libro, en el que se recoge una parte significativa de su correspondencia y algunos ensayos y artículos de prensa, algunos de ellos inéditos, aparece el Raymond Chandler que retratara, basándose precisamente en buena parte de ellos Frank MacShane en su biografía más conocida en español.
Una primera edición en español, con traducción de César Aira, apareció bajo el título de 'El simple arte de escribir'. En la primera parte, dedicada a las cartas, aparece buena parte de su correspondencia con sus editores, sus representantes, sus admiradores, sus amistades y también con escritores como Erle Stanley Gardner(el creador de Perry Mason), James M. Cain, Alfred Hitchcock, Eric Ambler (pseudónimo de Bernice Baumgarten), Somerst Maugham o James M. Fox. La carta dirigida a Hitchcock no tiene desperdicio pues, en ella, Chandler deja bien claras sus diferencias con el maestro en cuanto a lo que entiende deben ser las cualidades de un guion y una película.
En la segunda parte aparecen algunos de los ensayos y artículos de prensa dedicados a su concepción de la literatura y de su experiencia en el mundo del cine. Ahí están algunas de las reglas que intentó aplicar a sus guiones:
“El truco de escribir para el cine está en decir mucho con poco, y después suprimir la mitad de ese poco y aún así seguir conservando un efecto de soltura y movimiento natural. Esta técnica exige experimento y eliminación. Las películas baratas no pueden permitirse cosas semejantes" (Pag, 375).
“Para la pantalla todo tiene que ser afilado y agudo y en lo posible elidido” (Pag, 57).
Pero no faltan tampoco ensayos sobre el idioma inglés y estadounidense. Y sobre lo que el prefería denominar la novela de misterio. 'Escritores en Hollywood', 'La noche de los Oscar', 'El diez por ciento de tu vida', una crítica contra los agentes literarios y cinematográficos, son algunos de esos artículos, algunos de ellos no publicados en vida, que reflejan su experiencia en el mundo del cine: “Tengo una guerra en marcha contra la Warner. Tengo una guerra en marcha contra el jardinero. Tengo una guerra en marcha contra un hombre que vino a arreglar el tocadiscos y arruinó dos discos LP. Tengo varias guerras en marcha contra gente de la televisión. A ver quién más… Oh, no importa. Usted ya conoce a Chandler. Siempre peleando por algo (Carta a Edgard Carter, 18 de noviembre de 1950) (Pág, 190).
Y de la industria del cine se despide con 'Una despedida consecuente': “Soy escritor, y llega un momento en el que lo que escribo tiene que pertenecerme, tiene que ser escrito a solas y en silencio, sin que nadie mire por encima de mi hombro, sin que nadie me diga una manera mejor de escribirlo. No tiene que ser buenísimo, ni siquiera tiene que ser bueno. Sólo tiene que ser mío” (Pag, 409).
Por fin, como remate del volumen, un reportaje después de una entrevista con el célebre gánster Lucky Luciano, con el título de 'Mi amigo Luco', en el hotel Royal de Nápoles, encargado por el 'Sunday Times' y que nunca fue publicado. Baste el remate de la pieza para adivinar el porqué: “Nadie conoce todos los hechos. Yo solo puedo guiarme por mi sentimiento del hombre. Si Luciano es un hombre malo, entonces yo soy un idiota. El hombre que lo condenó, ha tenido su recompensa, y también su fracaso. Yo prefiero ser un idiota a vivir con su alma, si es que tiene” (Pág, 442).
Raymond Chandler. A mis mejores amigos no les he visto nunca. Cartas y ensayos selectos. Traducción de César Aira y Juan Manuel Ibeas. Ed. Debolsillo, 2013. 448 páginas. 11,95 €.