Arturo Soria y Mata (Madrid 1844-1920) ha pasado a la historia como el creador de la “Ciudad lineal”, una de esas creaciones urbanas que proliferan en el siglo XIX entre las ideas de los denominados socialistas utópicos y las ideas higienistas de vuelta a la naturaleza. Su contemporáneo, el inglés Ebenezer Howard, predica en las mismas fechas su idea de la ciudad jardín en Estados Unidos.
Las ciudades lineales de Arturo Soria se basan en la idea de agrupar todos los servicios fundamentales que se requerían para una ciudad de la época de forma lineal alrededor de una calle central de cuarenta metros de anchura, que sirve como eje para el desarrollo y crecimiento de la ciudad, recorrida por una línea de ferrocarril de doble dirección. A ambos lados se ubican manzanas de casas de trescientos por doscientos metros, divididas en parcelas en las que obligatoriamente existe un huerto-jardín de al menos doscientos metros cuadrados. Según se alejan los solares de la calle central las parcelas bajan de precio, de manera que se intenta integrar en un espacio común a las diferentes clases sociales.
Arturo Soria fundó, para llevar a cabo esta Ciudad Lineal, la denominada Compañía Madrileña de Urbanización y buena parte de sus esfuerzos fueron realizados en la búsqueda de capital entre inversores particulares y el apoyo de las administraciones públicas. De todo ello queda algún recuerdo lejano en algunos tramos de la avenida que lleva su nombre, donde aún aparece de forma difusa esa idea de ciudad jardín que distingue algunas partes del actual distrito madrileño de Ciudad Lineal, más por lo que podía haber sido, que por lo que hoy día es.
Pero además de la idea por la que es recordado y que tantos disgustos y desazones le costara a lo largo de su vida, como la acusación de estafa de Federico Urales, padre de Federica Montseny, que acabó en una denuncia por injurias de Arturo Soria, que al final acabó en los tribunales con la condena del apóstol del sindicalismo ácrata a una pena de destierro y la multa de mil pesetas de la época, el urbanista dedicaría buena parte de su labor a escribir sobre temas que van, de la reforma social y la guerra, a la erradicación de la mendicidad mediante el establecimiento de cheques de caridad.
Una buena parte de los artículos aquí reunidos, no sabemos por quién, y en muchos casos de dónde proceden ni su fecha de publicación, ya que el desconocido recopilador no nos lo cuenta, tiene más de reliquia arqueológica y de testimonio de una época, que de otra cosa. Pero en fin, nunca está de más acercarse a lo que en algún momento era la vanguardia de las nuevas ideas y su manera de predecir un futuro del crecimiento urbano que irremisiblemente les pasó por encima. Algo que siempre se ve muy fácil cuando se miran las cosas desde el futuro convertido en presente.
Arturo Soria. Tratados de urbanismo y sociedad. Clan Editorial. 2004. 192 páginas. Biblioteca Pública José Hierro, Talavera de la Reina.