Esta segunda parte de las 'Memorias' de Pío Baroja son en realidad cuatro libros en los que se agrupan recuerdos de personajes, escritores, bohemios, políticos, pintores, escultores, músicos, hombres de ciencia o esos tipos extraños tan queridos del escritor desde sus inicios con 'Vidas sombrías'. Esta parte que conformó un libro titulado 'Galería de tipos de época', publicado en 1947, se completa con un 'Intermedio sentimental' en el que don Pío recuerda uno de esos pocos amores de su vida.
El tono y lo que supuso esa serie de retratos y opiniones de la gente del arte que había conocido se puede atisbar en el siguiente comentario:
“Alguien que va leyendo estas Memorias dice:
- Para qué atacar a Gómez de la Serna, y, sobre todo, a Ruíz Contreras, que es un viejo.
- Yo también soy un viejo.
- Se hace usted antipático con ello; suprima comentarios de esa clase.
- No. Hay que tener como táctica el título de una comedia de Shakespeare, Medida por medida. Y no quiero suprimir nada. Creo que en los dos escritores, en el viejo y en el más joven, la condición de politiquería es evidente. Están obsesionados por la fama, y pensando que hay como una cucaña en el parnaso hispánico, que no existe más que en su imaginación. Por ahora, al menos no hay Parnaso ni cucaña… Este (Ruíz Contreras) es un señor que se ha pasado sesenta años intrigando en un medio tan misérrimo como la literatura. Es un Talleyrand de patio de vecindad". (Página 229)
Y de sus opiniones no se salva nadie, como es el caso de Gaudí y la Sagrada Familia:
“A mí me preguntaron qué me parecía, y yo dije que me parecía una mistificación absurda, un verdadero adefesio, ridículo y grotesco. Entonces se levantó Coullaut Valeray empezó a gritar y a increparme.
Yo le dije: “Mire usted, yo no voy a pegarme con usted por la arquitectura de Gaudi. Sería una cosa absurda. Tiene usted su opinión y yo la mía. Así que ¡buenas noches!”, y me marché de allí.
La mayoría de los artistas, mucho más que los escritores, están acostumbrados al soliloquio, y creen que tienen la verdad en la mano o cogida por la cola, y no hay con ellos posible conversación ni discusión; así que lo mejor es evitarlos y no intentar convencerlos de nada". (Página 240)
Poco tiene que ver con lo que entendemos como unas memorias la segunda parte, que no es ni más ni menos que una serie de reflexiones, divagaciones y opiniones sobre la literatura, el arte de novelar, el estilo, el realismo, agrupados bajo el significativo título de 'La intuición y el estilo', un libro acabado en 1948.
Del siguiente año es 'Reportajes' y en la 'Explicación' que lo abre, el autor dice: “He escrito bastantes reportajes, la mayoría con la idea de que me sirvieran de fondo de un libro novelesco. Algunos pocos los escribí sin ese objeto y los publico aquí por si tienen un pequeño interés. No creo que el género sea lo que dé amenidad a un obra, y puede un epigrama tener con el tiempo más importancia que un poema, y una caricatura más transcendencia que un cuadro. Con esta idea doy paso a algunos de mis ensayos reporteriles”.
Y allí encontramos desde reportajes dedicados a la música callejera o la evocación del mundo que pasa en 'Lo que desaparece en España', al gran reportaje que podría ser una novela futura dedicada a la expedición del general carlista Gómez en 1836, entre el libro de viajes y la Historia.
Por fin, rematado en 1949, 'Bagatelas de otoño' recopila anécdotas, conversaciones, recuerdos, cartas, semblanzas de periodistas, cómicos, médicos… En fin, un libro de esos en los que cabe cualquier cosa y por el que desfila ese mundo visto desde la última vuelta del camino de este grafómano, peculiar y único que fue don Pío Baroja.
Pío Baroja. Desde la última vuelta del camino II. Memorias. Edición de José Carlos Mainer. Obra Completa. Círculo de Lectores. 1997. 1.184 páginas.