Las columnas de Pedro García Cuartango
Pedro García Cuartango lleva toda la vida en el periodismo, pero más que como a un periodista, uno le lee como a un escritor filósofo que escribe en los periódicos. Yo soy seguidor de su columnas desde su época de El Mundo de Pedro Jota, donde llegó a ser director, aunque creo que ese cargo fue más una carga que un premio en su carrera profesional. Ahora escribe en el ABC y sus columnas y artículos mantienen la línea inconfundible de una escritura clara y llena de carga filosófica y nostalgia por un pasado que llena su presente. Pedro García Cuartango es una de esas personas que cuando escribe en los periódicos deja siempre un retazo de su vida en cada artículo. No es necesario que escriba una autobiografía porque lo hace cada día.
A los que somos lectores casi diarios de PedroCuartango, que es como firma esta recopilación bajo el título de Elogio de quietud, todo nos suena. Todo o casi todo lo que aquí recoge nos parece que lo hemos leído ya alguna vez, y sin embargo uno no tiene otra que volverlo a leer y lo hace con el mismo gusto con que lo leyó alguna vez. Es lo que ocurre con escritores con los que vas encontrando esas afinidades que comienzan por la pertenencia a una misma generación y por haber experimentado en su vida algunas de las experiencias que va dejando en sus escritos permanentemente. Ese dejarse un trozo de su vida y de su ser en cada artículo que al fin y al cabo es lo que uno tantas veces busca en un escritor.
Pedro García Cuartango es de esa generación que tenía veinte años a la muerte de Franco y veía a Francia y a París como el destino ideal en el que podían cumplirse todas las esperanzas de un joven que estudiaba Filosofía y Letras y Periodismo. París era la libertad después del año sesenta y ocho y Francia era el lugar en donde habían desarrollado su obra los escritores y filósofos que todos veíamos como modelo. La diferencia con muchos otros es que Cuartango ha mantenido esa fidelidad y admiración juvenil por la cultura francesa durante toda su vida, sus queridos Descartes y Pascal, Sartre y Camus, Balzac y Proust… que aparecen y reaparecen continuamente en su escritura.
La nostalgia, la melancolía, la obsesión por el misterio del tiempo, la infancia como la otra patria que no hay más remedio que recobrar para seguir viviendo el presente, las películas de la “nouvelle vague”, las novelas negras clásicas y su vuelta a nacer en los nuevos escritores escandinavos, son lo que mueve su escritura cada día y lo que forma este “tiempo recobrado” al que uno nunca se cansa de volver de su mano.
Ahora cualquier buen lector que no conozca todavía a este maestro de filósofos, de lecturas, de películas y de introspección tiene una buena oportunidad para conocerlo. Los demás que lo leemos casi cada día otra buena para seguir leyéndolo. Un buen regalo para cualquiera y que uno le gustaría que le hubieran hecho.
Pedro Cuartango. Elogio de la quietud. Ediciones círculo de Tiza, 2020. 2ª Edición. 388 páginas.