Afortunadamente en España, si uno no está mal informado, no ha habido ninguna editorial que se haya negado a publicar esta autobiografía de Woody Allen sino todo lo contrario. Que uno sepa, tampoco ha habido una subasta por su publicación porque desde el primer momento Alianza Editorial se hizo con los derechos. El movimiento Me Tooconsiguió en los Estados Unidos de Norteamérica que una editorial de primera fila renunciara a su publicación, algo que uno piensa también le hizo un favor al autor y a la editorial que al final lo publicó. Después de su publicación esos sectores han continuado con el boicot, cuando no directamente con críticas completamente sesgadas y que me da la impresión no le han quitado lectores.
Como es normal, hay que ser un raro para escribir una autobiografía a la manera de aquellas autocríticas que se practicaban en los partidos comunistas y en las que el camarada depurado acababa confesando sus pecados reales y los que sus queridos camaradas le obligaban a inventarse. Woody Allenaprovecha una buena parte de su libro para dejar clara su verdad sobre su relación con Mia Farrow, con sus hijos adoptivos y con Soon Yi, y hasta la fecha, hay que decirlo en su favor, nadie ha demostrado algo diferente a esa verdad. Eso sí, la broma le ha costado una buena parte de su fortuna en abogados y su imagen ha quedado para todos estos sectores irremediablemente deteriorada. Es absurdo pedir ahora que los sectores que condenaron a Woody Allen lean el libro.
Pero, además de ese ajuste de cuentas que el autor realiza con la Farrowy que si no lo hubiera hecho también se lo habrían echado en cara, esta autobiografía es un repaso por una vida y una obra que sigue creciendo año a año y que sigue sumando partidarios y detractores.
El repaso sobre sus películas, los actores y actrices, los productores, los guionistas se daba por descontado y lo único que uno echa en falta es no conocer a muchos de los cientos de nombres que desfilan por estas páginas, pero a ello se añade la narración de la vida familiar en Brooklyn y los años de sus inicios como escritor de chistes para cómicos, guionista de radio y televisión y como comediante. Y como cabía esperar en esa narración, el ingenio, la ocurrencia, el disparate surrealista marca de la casa lo llena todo.
Y es que uno que no es ni mucho menos un seguidor rendido del cine de Allen.Ha pasado unas cuantas horas entretenido, divertido, siempre interesado y nunca aburrido con lo que lo que Woody tiene que contar sobre sus vidas, sus obras y la gente que ha conocido a lo largo de su vida. Incluso, la parte dedicada a defenderse de las acusaciones de la gente de Me Too y compañía, está medida y dosificada de tal manera que no llega a convertirse en un cuerpo extraño a la narración.
No hay que decir que los admiradores de las películas de Woody Allen tienen aquí una fuente de primera mano que no les defraudará. A cualquiera le hará pasar un buen rato que ya es mucho. Además A propósito de nada, es un título que parece puesto por Julio Camba y que muchas veces nos recuerda su humor.
Woody Allen. A propósito de nada. Autobiografía. Traducción de Eduardo Hajman. Alianza Editorial, 2020. 440 páginas. 19,50€.