Como bien dice el autor, existen muchas biografías de Winston Leonard Spencer Churchill y buena parte de ellas muy completas y en las que el periodo decisivo del primer año de su mandato como primer ministro está tratado con gran detalle. La novedad de este libro de Erik Larson está en la forma en que ese periodo se narra a partir de los numerosos testimonios familiares y de su entorno más próximo:
“El mío es un relato más íntimo que profundiza en cómo Churchill y su círculo fueron sobreviviendo cotidianamente: los momentos oscuros y los luminosos, los enredos y los fiascos románticos, las penas y las alegrías, los pequeños episodios que revelan cómo se vivía de verdad la vida bajo la tempestad de acero de Hitler. Ese fue el año en que Churchill se convirtió en Churchill, el bulldog fumador de puros que todos creemos conocer, cuando pronunció sus discursos más impresionantes y mostró al mundo qué eran el valor y el liderazgo”.
Son, en definitiva, “relatos que a menudo quedan fuera de las inmensas biografías de Churchill” y que no contemplan todas esas miradas que seguían los acontecimientos, las dudas, los pesares y las alegrías de una manera tan cercana como aquí se hace.
Es el caso de Mary Churchill, la hija pequeña del 'premier', que escribió un diario inédito en el que al lado de los acontecimientos de cada día aparecen las anotaciones de una muchacha de diecisiete años que vive sus primeros amores, sus amistades, sus diversiones al lado de uno de los protagonistas fundamentales de la II Guerra Mundial. O el de la propia esposa, Clementine, la Clemmie que se encarga de los problemas domésticos y lidia con los problemas de su hijo Randolph, la crisis de su matrimonio con su nuera Pamela o los cambios de humor del gran hombre.
Un lugar central en el relato de la marcha de la vida en aquellos meses es la del secretario privado John Colville, que luego sería secretario de la futura reina Isabel, presente en la mayoría de las grandes decisiones, o el de los dos grandes amigos y colaboradores del primer ministro que serían Max Beaverbrok, ministro de Producción Aeronáutica, decisivo en el aumento de producción de la RAF que hizo posible mantener la Batalla de Inglaterra, o el profesor Lindemann, un hombre que aportaría una multitud de ideas e innovaciones al esfuerzo de guerra.
Los escenarios principales donde se desarrollaría la vida, las grandes decisiones y donde contemplamos al Churchill más privado, serían, aparte del 10 de Downing Street, las mansiones de campo de Chequers y Ditchley, en las que los fines de semana, y según hubiera luna llena o no, se trasladaba toda la familia y los principales colaboradores para encontrar otro ambiente en el que recibir las visitas de Estado y seguir con el esfuerzo de guerra.
Y siempre como contrapunto a lo que sucedía en el entorno del primer ministro británico, una visión de lo que ocurría en Alemanía en la que Hitler,Göring, Goebbels, Rudolf Hess… contemplan una resistencia inaudita a sus ojos y a sus expectativas.
En fin, un libro de buena Historia que se lee como una novela y en la que cualquiera acaba impregnado por el ambiente que el autor ha sabido recrear para acercarnos a lo que sucedía en aquel círculo íntimo, familiar y decisivo para la marcha del mundo.
Erik Larson. Esplendor y vileza. La historia de Churchill y su entorno familiar durante el periodo más crítico de la guerra. Traducción de Vicente Campos. Editorial Ariel, 2021. 704 páginas. 23,90 €.