Como leo Gambito de dama después de haber visto la serie de Netflix, es inevitable ver a Beth Harmon-la protagonista- encarnada en la actriz Anya Taylor-Joy, una intérprete joven y que hasta la fecha había tenido sus mayores éxitos en películas de misterio. Desde luego, éste ha sido el papel que la ha dado a conocer al gran público y que le ha proporcionado una abrumadora sucesión de premios. Sorprende verla rubia y con un peinado extravagante hablando de su personaje en Así se hizo Gambito de dama. El personaje es de los que no se olvidan y el talento de los guionistas, Scott Frank y Allan Sott, para llevarlo a las pantallas y de Anya Taylor-Joypara asumir todos los matices de su personalidad tampoco.
Claro que antes que al prodigio del ajedrez y adicta a casi todoBeth Harmonya conocimos otros personajes de Walter Tevis difíciles de olvidar. Ahí está, Eddie “Relámpago” Felson, interpretado por Paul Newman en El buscavidas de Robert Rossen, luego en El color del dinero de Martin Scorsese con Tom Cruise, rodeado de gentes que pululan en el mundo del juego como El gordo de Minnesota, Jackie Nelson, o el siempre inquietante George C. Scott.
Y es que Walter Tevis (San Francisco, 1928-Nueva York, 1984) tuvo y tiene ahora después de su muerte, suerte con el cine. El color del dinero se estrenó en 1986 y además de El buscavidas, El hombre que vino de las estrellastambién tuvo su éxito con la interpretación del icono del pop David Bowie. La forma de construir personajes complejos, dominados por pasiones tan humanas como el juego, el vértigo del todo o nada o las adicciones, ya sea a ganar o a cualquier sustancia, tienen mucho que ver con ello: Beth Harmon, Jolene, (Moses Ingran), Alma Wheatley (Marielle Heller), son personajes con tanta fuerza y verdad como aquel Eddie del buscavidas o el gordo de Minnesota.
Uno lee la novela y prácticamente añade muy poco a la experiencia de haber visto el relato en la pantalla de aquella niña prodigio que se abre camino en un mundo de hombres acompañada de todas las contradicciones de cualquier ser humano, porque ante todo el personaje y todos los personajes de la novela transmiten una verdad que felizmente la producción de Netflix ha sabido exprimir hasta la última gota.
Y para esa pregunta, que aunque impertinente inevitablemente nos hacemos, por mucho que sepamos que estamos antes dos manifestaciones artísticas nunca comparables sobre si es mejor el libro o la película, uno no podría responder. Dos maravillas, aunque primero fue el huevo.
Walter Tevis. Gambito de dama. Traducción de Rafael Marín. Ed. Alfaguara, 2020. 320 páginas. 19,90€