Dos escritos autobiográficos de Isaac Bashevis Singer y una serie
La serie televisiva de Netflix, Shtisel, sobre una familia judía yasídica en la Jerusalén actual me ha llevado a recuperar los dos libros autobiográficos que conozco del Premio Nobel de Literatura de 1978 Isaac Bashevis Singer (Radzymin, Polonia, 1902- Estados Unidos, 1991). El premio de aquel año sorprendió, como tantas veces al mundo literario. Creo que era la primera vez, y quizá la única, que un escritor en yidisdish veía reconocida su carrera con este premio.
En el tribunal de mi padre es un conjunto de narraciones cortas que fueron primero publicadas como serie en el periódico americano en yiddish Jewish Daily Forward bajo el pseudónimo de Isaac Varshawsky, para luego ser publicadas en un libro y firmadas por su autor. Su padre es el rabino que presidía ese tribunal al que se sometían los devotos judíos y que él mismo define: “El Bet-Din era una mezcla de institución judicial, sinagoga, casa de estudio y, si se quiere, de consulta de sicoanalista, donde la gente con problemas podía ir a tratar de aliviar su carga. El que esa mezcla fuera no solo factible sino también necesaria, lo probaba la existencia ininterrumpida del Bet-Din a través de muchas generaciones… … Este libro cuenta la historia de una familia y de un tribunal de justicia rabínico, que estaban tan unidos que resultaba decir dónde terminaba uno y empezaba el otro.” Y en algunos de los conflictos que aparecen entre los personajes de Shtisel todavía se acierta a adivinar aquel mundo con un estilo de vida y un ambiente que Singer reconocía perdido e irrepetible desde su exilio americano.
Singer reconoce que estos textos autobiográficos difieren mucho de su mundo literario, en el que los espíritus, los fantasmas, lo sobrenatural tienen tanto protagonismo. Precisamente el final de la serie hace una referencia al mundo de Isaac Bashevis Singer cuando se le cita explícitamente por el padre rabino de la saga: “Los muertos siempre están entre nosotros. Cada persona es un cementerio.”
Amor y exilio, son las memorias de infancia y juventud del autor que se desarrollan, primero en los lugares rurales de Polonia en los que su padre ejerció como rabino y luego en la capital Varsovia, hasta que por fin en 1935 pudo con la ayuda de su hermano, también escritor que ya vivía en los Estados Unidos, emigrar y quizás salvar su vida por todo lo que ocurrió después en Polonia. Singerlo tuvo claro, aunque poco después de su llegada a América le surgieran muchas dudas sobre la vida que le esperaba allí. Por desgracia, Singer llegó con estas memorias a narrar solamente los primeros años en Estados Unidos. Uno se queda con ganas de leer mucho más.
En cuanto a la serie Sthisel,-aunque a veces uno tenía la sensación de estar siguiendo un culebrón venezolano adaptado al mundo del judaísmo ultraortodoxo- la verdad universal que hay detrás de su personajes, de sus afanes cotidianos, de sus mentiras y verdades, su carga irónica y el especial sentido del humor judío, junto a la inteligencia para manejar unas tramas en las que uno acaba enredado, acaban por llevarse a uno al huerto y a volver a Singer.
Isaac Bashevis Singer. Amor y exilio. Traducción de Roda Henelde Abecassis y Jacob Abecassis. Ed. Punto de lectura, 2003. 512 páginas.
En el tribunal de mi padre. Ediciones de la Flor, 1979. Traducción de Pedro Barbadillo Gómez. 356 páginas.