Vueltas al tiempo es el título de esta autobiografía de Arthur Asher Miller (Nueva York, 1915- Roxbury, Connecticut, 2005) publicada en 1987, por lo que no contiene los últimos dieciocho años de su vida en los que, entre otros, seguiría recibiendo premios como el Premio Príncipe de Asturias de las Letras del año 2002. Es verdad que en esa época sus principales obras ya estaban escritas. Su primer gran éxito teatral y premio Pulitzer sería Todos eran mis hijos de 1940 y a esa obra seguirían, obras que se han convertido en clásicos representadas en todo el mundo como Muerte de un viajante (1947), Las brujas de Salem (1953), Panorama desde el puente (1955), Después de la caída (1964) y El precio (1968). Después vinieron otras muchas obras dramáticas, las adaptaciones y los guiones originales de cine y televisión, los ensayos, los premios, el reconocimiento universal de su obra… y estas memorias en las que sobre todo los amantes del teatro pueden encontrar buena parte de las claves en las que siempre se movió su obra como se ha dicho muchas veces: “Las obras de Miller se interesan especialmente por la responsabilidad del individuo hacia los demás, el conocimiento de uno mismo y la realización personal. Escritas en un estilo sencillo y coloquial tienen su origen en la conciencia social del autor y su compasión hacia los que son vulnerables y se dejan arrastrar hacia el mal camino por los falsos valores que impone la sociedad.”
Y esa conciencia social que siempre estuvo presente en su obra aparece también en su vida personal cuando tuvo que pasar por el trago de tener que declarar en el Comité Mc Carthy y ser condenado por desacato, aunque su condena fuera revocada por el Tribunal Supremo de los Estados Unidos. Una buena parte de estas memorias se dedican a este periodo en el que la vida del escritor se vio profundamente afectada convirtiéndose en un símbolo de resistencia ante las censura. Las brujas de Salem dedicada al suceso histórico del proceso a unas mujeres acusadas de prácticas de brujería en la Norteamérica naciente sería su respuesta teatral a su propia persecución.
Aquí aparecen los entresijos de los grandes montajes, de los éxitos y de los fracasos, de su relación con otros escritores, directores, actores, sin que falte su problemática relación con el director de cine Elia Kazan, uno de los artistas que se prestó a declarar contra sus compañeros para salvar su carrera.
También, fundamental para conocer a la persona y el personaje, es el relato de su relación y matrimonio con Marilyn Monroe. Su testimonio, en el que no hay ni una sola nota de sensacionalismo y sí mucho de intento de comprender su compleja personalidad, es también imprescindible para cualquiera que quiera conocer a esa mujer y actriz, convertida hoy en un verdadero mito del siglo XX.
La única pega que uno le pone a estas memorias es la tendencia de Miller a la digresión, a explayarse a veces en las descripciones y a su tendencia a la moralina que imprime a cualquier suceso de su prolífica vida.
Arthur Miller. Vueltas al tiempo. Autobiografía. Traducción de Antonio Prometeo Moya. Tusquets editores,2012. 624 páginas. 11,35€