Ciudad de Vascos no se lo merece
Cualquier persona con un mínimo de sensibilidad que visite por primera vez Ciudad de Vascos siente que está delante de un monumento único. Una ciudad medieval de raíz musulmana en un enclave que nada tiene que envidiar a los más espectaculares del mundo entre el Uso y el Tajo y que aparece a la vista como un milagro en medio de un entorno salvaje. Cualquiera con un mínimo de sentido histórico comprende desde el primer vistazo su importancia. Muy pocos enclaves arqueológicos de la región reúnen tal cantidad de atractivos para convertirse en un foco de atracción para los visitantes. Y sin embargo, es un monumento arqueológico sin suerte. Desde hace más de treinta años, cada vez que parece que Ciudad de Vascos puede tener la proyección que nadie le niega, hay algo o alguien que se cruza en su camino para desbaratarlo. Tres décadas de trabajos arqueológicos dirigidos por el profesor Ricardo Izquierdo destinados a no salir de los libros y a dormir el sueño de los justos en los almacenes de un museo o de un departamento universitario.
Vascos tiene la mala suerte de estar localizado en una comarca despoblada y donde parece que los posibles votos a ganar por las “fuerzas de progreso” no son suficientes para de una vez dar la razón a los pocos que se atreven a decir que por encima de cuestiones partidistas es necesaria su puesta en valor con un proyecto que sea un elemento dinamizador de una zona deprimida. Pero es más fácil hacer planes de empleo en los que la alternativa de formación que se da al trabajador es manejar una escoba que levantar un proyecto que pueda animar a emprendedores a invertir en la zona.
Vascos ha tenido la mala suerte de ser promocionado con las inversiones que requería un proyecto serio por un político, Arturo García-Tizón, convertido por la oposición socialista con la imprescindible colaboración de Ciudadanos en una pieza de caza mayor por su cercanía a Mariano Rajoy. El tripartito de la Diputación Provincial se fraguó con el pegamento del odio al político que más ha hecho por la comarca de la Jara y que se empeñó de una vez por todas en hacer de Ciudad de Vascos el enclave arqueológico de referencia para su dinamización turística.
Y es que no hay otra explicación, cuando se ven los patéticos esfuerzos de los distintos portavoces socialistas de la Diputación Provincial de Toledo, por justificar lo injustificable: el barco de Tizón, la no navegabilidad, el cuidado del entorno, la declaración de obra de interés urgente en los tribunales, la defensa de los intereses de los propietarios privados… no son nada más que argumentos que en caso contrario se habrían utilizado sin ningún empacho a favor. En cuanto a derroche… desde buena parte de la Jara se contempla sin problema los millones sepultados en el monolito del puente de Talavera a ninguna parte.
Ni la Jara, ni sus habitantes, ni Ciudad de Vascos, ni García-Tizón se merecen ese PSOE.