Cospedal y los tiempos políticos
Es muy significativo que un periódico como El Mundo, que durante años no ha sido precisamente un medio amigo de María Dolores de Cospedal, le dedique una entrevista de dos páginas el domingo anterior a la celebración de las elecciones catalanas. No hay ninguna duda de quién manda en el PP y quién es la mano derecha de Rajoy, si es que alguna vez hubo una mano izquierda en el día a día de la maquinaria partidista. La doctrina sobre la aplicación del 155 la imparte la secretaria general y aunque admite que las cosas podrían haber sido de otra manera, luego enseguida hace bajar a la tierra al entrevistador al recordar la mayoría simple que sustenta al gobierno y la decisión de Rajoy desde el primer momento en el que apareció en el horizonte la posibilidad de aplicar la Constitución en toda su extensión de contar con el PSOE.
El 155 con elecciones acopladas es una decisión tomada por consenso de los tres partidos constitucionales, que hay que recordar se debatían entre la aplicación pura y dura y una fórmula descafeinada y con sacarina. La decisión de unas elecciones a noventa días que limpiaban y limitaban la sensación de excepcionalidad es algo que hay que cargar en la cuenta de Rajoy, de Sánchez y Rivera a partes iguales, aunque alguno de ellos reniegue o se ufane de la jugada. Cospedal pone la cara, como la debe poner quien representa al ejecutivo que la aplica. Pero ya hay voces proféticas que empiezan a cargar en una cuenta única “el error”del paquete 155 con elecciones acopladas. Puro oportunismo. El independentismo se hubiera frotado las manos con una repetición, aunque hubiera sido en forma de sainete, a sangre y fuego del octubre del 34. Ha habido inteligencia, templanza y uso de los tiempos.
Y es que el otro gran tema de la entrevista a Cospedal es el de los tiempos en política, y, cuando se le pregunta por su papel de candidata a la Presidencia de Castilla-La Mancha o como repuesto de Rajoy, utiliza una variante diplomática de aquel “no toca” con que José María Aznar cortaba en seco las especulaciones sobre su futuro: “Uno debe tomar las decisiones con relación al tiempo que está viviendo” que vale un capítulo entero para la edición renovada de El Príncipe de don Nicolás de Maquiavelo, que tan mala prensa tiene entre los moralistas y tan buena entre los políticos con aspiraciones.
En política, querer adelantarse a los tiempos “que estás viviendo” es casi siempre mortal de necesidad y tan inútil como la vieja oratoria de Salmerón o Castelar. Lo que toca es hacer en cada momento lo que los tiempos y las circunstancias demandan. Lo otro es poner el carro delante de los bueyes y de una manera que casi siempre el carro acaba desbaratado. Los tiempos en política, sobre todo en la vida interna de los partidos actuales, es casi todo, y en ello está María Dolores.